Los Vicús desarrollaron en metal una gran cantidad de artículos para el adorno personal, como orejeras, máscaras, narigueras, cuentas de collar, láminas, coronas y tocados con lentejuelas y plumas que producen sonidos con el movimiento, además de sonajeras propiamente tales. Muchos de estos artículos eran adornados con motivos antropomorfos, zoomorfos, geométricos e híbridos. La cerámica Vicús destaca, principalmente, por su decoración modelada, que plasma diversos aspectos de su vida. Por un lado, refleja la fauna local, como ciervos, roedores, felinos, monos, patos, loros, lechuzas, iguanas y serpientes. Algunas veces estas representaciones contienen las características de dos o más animales, lo que alude al carácter mítico de estos seres. Por otro, son comunes también las vasijas que representan a seres humanos en distintas actitudes o actividades, tales como guerreros, tejedoras o personajes con atuendos singulares que han sido interpretados como sacerdotes. Dentro de estas vasijas destacan aquellas donde se modelaron personajes en actitudes eróticas, quizás relacionados con creencias sobre la fertilidad.