La cerámica de esta cultura es de superficie prolijamente pulida, luciendo casi como un espejo, sobre la cual se utilizaban distintos tonos de rojo, negro, ahumado y blanco amarillento, separando las zonas con puntos e incisiones. La pintura es iridiscente y se aplicaba con técnica en negativo. Las vasijas representan, con fidelidad y naturalismo, animales, plantas, frutos, obras de arquitectura y seres humanos. Estos últimos son representados con formas redondeadas y voluminosas, portando un turbante o tocado en la cabeza, el cual pudo ser un signo de estatus especial en la sociedad. Muchas de las formas de las vasijas son heredadas de la previa cultura Machalilla. También hay formas nuevas como las botellas-silbato, las que al soplar por el gollete o mover el líquido que contienen, emiten sonidos. Existen también pequeñas figurillas sólidas y lisas, y otras más grandes n huecas con decoración asimétrica.