La cerámica de La Tolita se caracteriza por el uso de una arcilla grisácea y arenosa, con la que se elaboraron cántaros, jarros, vasos trípodes y ralladores de yuca. Las figurillas, abundantes y muy cuidadosamente elaboradas, muestran un notable realismo. Casi todas llevan narigueras, orejeras y otros adornos corporales. Destacan también las representaciones de seres míticos, tales como individuos mitad humanos y mitad animal. Otro objeto notable son los incensarios, algunos de gran tamaño y muy semejantes a los que se encuentran en Mesoamérica. El trabajo de la piedra fue consagrado a la manufactura de manos de moler, hachas y cinceles, aunque también resalta el trabajo de piedras semipreciosas (esmeraldas, cuarzo, ágatas y turquesas), las que se engastaban en joyas de oro y plata. Los orfebres La Tolita fueron los primeros en el mundo en trabajar el platino.