Kawésqar

  • Ambiente y Localización

    El territorio de los kawésqar abarcaba desde el norte del Golfo de Penas y llegaba por el sur hasta la costa occidental de Tierra del Fuego, aproximadamente, en la desembocadura del Canal Beagle en el Océano Pacífico, donde se intersecta con el área de dispersión del pueblo yagán. Esta zona corresponde a laberínticos archipiélagos australes, donde la cordillera es casi infranqueable y las islas prácticamente inabordables por su ausencia de playas y la densidad del bosque magallánico. Los canales, de unos 480 kilómetros de longitud, son casi todos de aguas tranquilas y navegables. El clima aquí es lluvioso y sólo hay dos estaciones: invierno, cuando el termómetro varía entre los 0 y –5 ºC, y verano, con temperaturas no superiores a los 10 ºC.

  • Economía

    Fueron un grupo canoero, nómada, cazador recolector. La embarcación principal parece haber sido la canoa de cortezas de árbol (preferentemente coihue), cosidas con nervios de ballenas, unas sobre otras y enmalladas a modo de concha, según la descripción de las crónicas históricas. De forma curva y puntiaguda y de longitud variable (entre ocho y nueve metros), el hallef era impulsado por unos pequeños remos.

    Posteriormente, habrían adoptado la dalca chono (tablas cosidas con tendones y calafateadas con un emplasto de barro y vegetales) y, en épocas históricas, la canoa monoxila de tronco ahuecado, cuya fabricación es posible sólo con la tecnología europea (hachas de metal). Al centro de la canoa, el fuego siempre estaba encendido, sobre todo en forma de brasas para evitar que se consumiera, generando calor y permitiendo la cocción de los alimentos.

    El régimen alimenticio kawésqar fue fundamentalmente carnívoro y graso. Los recursos principales se obtenían de la caza del lobo marino, de las nutrias y las aves marinas, así como de la pesca y la recolección de moluscos, alimento cotidiano, tanto crudos como cocidos. Era la mujer la que se dedicaba a su recolección y pesca, mediante buceo, para lo que cubrían su piel con grasa de lobo marino y arcilla, y recogían las presas en canastos vegetales, también fabricados por ellas.

    Los hombres eran los responsables de la caza terrestre y marina y de la confección de herramientas, hechas básicamente de hueso. La cantidad de utensilios que fabricaron y poseyeron fue pequeña, sobre todo en variedad; una misma herramienta solía cumplir varias funciones. Confeccionaban punzones y cajas de madera con cortezas.

    Para la caza del lobo marino usaron un arpón de hueso o una gran red hecha de tendones o hebras de cuero con el fin de atrapar al animal vivo. Su carne y la de ballena eran ingeridas en avanzado estado de putrefacción. Hay poca información sobre el uso del arco y la flecha. Fundamental era el perro en la caza del huemul y, posteriormente y de manera eventual, en la de vacunos cimarrones. Los escasos vegetales que consumían, junto con hongos y huevos de pájaro, eran recogidos en tierra firme.

  • Arte

    Sus adornos fueron collares de conchas y plumas. Su vestimenta, una corta capa de cuero amarrada al cuello, cuyo material varió según el territorio (lobo marino y venado, principalmente). La utilización de pintura corporal fue una costumbre muy común entre los pueblos kawésqar, yagán y selk’nam, aunque restringida a las ceremonias. Dibujaban en su rostro y cuerpo rayas y motivos geométricos de distintos colores. Cuando los hombres kawésqar iban a ser padres se cubrían de color rojo y se adornaban con plumas blancas el hombro derecho y el pecho. Cuando se trataba de la muerte de un familiar, pintaban su rostro de negro, diferenciando el diseño según la causa de muerte. En el año 2006, en paredones naturales de la isla Madre de Dios, fueron encontradas 25 pinturas rupestres que se atribuyen a este pueblo.

  • Organización Social

    La unidad social básica era la familia. Existía un jefe a cargo de las excursiones de caza, que solía ser aquel de mayor fuerza, y cuando dimitía el cargo era heredado por uno de sus hijos o amigos.

    El matrimonio se realizaba posterior a la pubertad e iba aparejado a la construcción de la canoa, la tenencia de perros y la edificación de la vivienda, sinónimo de independencia. La ceremonia era celebrada con familias amigas y se consumía gran cantidad de alimentos. El matrimonio era prohibido entre hermanos y primos, tanto por línea materna como paterna. Los niños más chicos permanecían amarrados a la espalda de la madre y la diferenciación sexual se reconocía a partir de los cuatro años de edad. Su nombre era dado cuando se adquiría la lengua y la movilidad.

    La crianza de los hijos y el dominio de la canoa estaban en manos de la mujer, mientras que la fabricación de la choza la realizaban los hombres. Existía el intercambio, el “tchás”, que consistía en ofrendas repartidas entre las personas que acampaban en un mismo sitio, aunque las familias generalmente estaban diseminadas y eran autárquicas, vinculándose sólo en ceremonias o eventos como la varazón de una ballena. El aislamiento habría sido el factor más importante para comprender la homogeneidad de esta cultura.

  • Culto y Funebria

    La cosmovisión kawésqar se basaba en la creencia de un ser supremo, solitario e independiente, Xolás. Creador de todo, de las tradiciones y la moral, dirigía la acción humana. Moralmente predominaba el principio ‘cada uno es primero su propio prójimo’. Existían también otros espíritus como Ayayema, espíritu maligno presente en todas las etapas de la vida, asociado al hedor y que rondaba por los parajes australes llevando mala suerte, enfermedad y muerte. Los sueños eran el nexo con el ‘más allá’.

    La iniciación o Kalakai, estaba dirigida tanto a los hombres como a las mujeres, y su objetivo era perfeccionar la educación paterna, adoctrinando de forma intensiva tanto moral como práctica al nuevo adulto para que pudiese valerse por sí mismo. En el Kalakai se reunían los(as) candidatos(as), cuyas edades fluctuaban entre 14 y 18 años, y sus familias en una gran choza. Se designaba a un conductor de la ceremonia, generalmente un anciano, él debía enseñar los códigos morales dados por Xólas. Generalmente, el evento se producía al varar una ballena, es decir, cuando los alimentos suficientes estaban asegurados. La duración de la ceremonia era de aproximadamente seis a diez semanas, según la provisión de alimento y la atención del público. También tenían una ceremonia masculina secreta similar al Kina yagán. El Owurkan, puede ser considerado como médico, chamán o sacerdote encantador. Se ocupaba de la cura de enfermedades, de la predicción del tiempo y de la influencia espiritual sobre la gente. Las enfermedades, si eran de carácter leve, eran tratadas por cada uno, si se agravaban se recurría al Owurkan.

    Ante una muerte inminente se buscaba un sitio cómodo donde ubicar al moribundo y una vez producido el fallecimiento se proferían gritos y lamentos, seguidos de una disminución en las actividades cotidianas. El cuerpo era extendido, envuelto en cueros cosidos y enterrado junto a la choza, a unos veinte centímetros de profundidad, con la vista hacia arriba y cubierto de ramas, hojas y piedras. Las pertenencias del difunto eran quemadas. El sitio era considerado de mal augurio y luego evitado.

  • Patrón de Asentamiento

    Como canoeros nómadas australes, los kawésqar vivían la mayor parte del tiempo en su canoa, circulando por los canales, de isla en isla en busca de recursos. Se dice que incluso cargaban sus embarcaciones por atajos terrestres para evitar trayectos innecesarios de navegación.

    La canoa albergaba a una familia nuclear o extensa (unas diez personas), los perros, sus armas y utensilios domésticos, más los cueros utilizados como cobertura para el toldo terrestre (“tchelo”). Los cronistas señalan que en sus canoas se cargaban varas y cáscaras de árboles con las que armaban sus viviendas donde fuera. Sus campamentos en tierra firme eran temporales, salvo cuando varaba una ballena, ocasión en la que distintas familias se reunían en la costa para establecer un campamento más permanente.

    La vivienda poseía cierta variabilidad a lo largo del territorio, pero su forma base era una cúpula con base elíptica, de unos tres metros de diámetro. Su estructura se lograba enterrando el extremo de un conjunto de varas que se curvaban hasta unirse por sus otros extremos, aproximadamente a dos metros de altura. Sobre ella se colocaban cueros de lobos, cortezas y ramas, dejando libres dos entradas y una abertura para la salida del humo. El piso era aislado con hojas para evitar el frío y la humedad pues era fundamental conservar el calor de la fogata. Las mujeres dormían cercanas al fuego y los hombres a las entradas. Las estructuras no se desarmaban, siendo reutilizadas por otros grupos.

  • Historia

    Kawésqar significaría “hombres de piel y hueso” y sería el nombre con que se conocía a una parcialidad de los alacalufes. Hacia 1946, la mayoría de los kawésqar necesitaban la ayuda de un intérprete cuando se les hablaba en castellano. Tres décadas después se había impuesto el español, desarrollándose un bilingüismo con una notoria restricción de la lengua materna; los indígenas utilizan la vernácula sólo en presencia de la comunidad autóctona.

    Los kawésqar habrían sido vistos por primera vez en 1526 por la expedición de García Jofré de Loaysa. Hacia el siglo XIX,  la población kawésqar era aproximadamente de unos cuatro mil individuos. Hacia fines de ese siglo, con la fundación del Fuerte Bulnes en 1843, Chile comenzó a incorporar real y gradualmente los territorios de Magallanes y de las islas Australes. A partir de ese momento los contactos se hicieron frecuentes entre indígenas y colonos, incrementándose los conflictos y haciendo que las enfermedades contagiosas se instalaran; la población kawésqar descendió y, para fines de ese siglo, alcanzaba solo 500 personas.

    Para 1925, la población había bajado a 150. En 1940 este grupo fue beneficiado por la Ley de Protección al Kawésqar, lo que se tradujo en la instalación de todos ellos en la isla Wellington, en Puerto Edén. Esto redundó en un exacerbado asistencialismo estatal y, por ende, en una transculturación mal planteada. La población kawésqar siguió disminuyendo, en 1946 sumó 100 individuos; en 1953, 60, y 47 personas en 1971. Las precarias condiciones de vida en Puerto Edén impulsaron una importante migración en 1995 hacia Punta Arenas y hacia Puerto Natales. Estos “kawésqar urbanos” subsisten del comercio de artesanía, como integrantes de cuadrillas de pescadores-recolectores de mariscos o de algún tipo de pensión por parte del gobierno. A partir del reconocimiento kawésqar en el marco de la Ley Indígena, se crearon distintas agrupaciones destinadas a la recuperación de tradiciones ancestrales y la defensa de sus derechos. En el año 2002, la población kawésqar fue censada en 2.622 individuos, representando el 0,38% de la población indígena originaria del país.

  • Lengua

    El kawésqar pertenece a las lenguas fuéguidas, junto con el yagán y el selknam, que entre ellas eran mutuamente ininteligibles y sin aparente relación genealógica. Es una lengua polisintética y aglutinante, donde sustantivos se verbalizan o subjetivizan, formando palabras complejas equivalentes a oraciones del español. En su vocabulario tienen importancia las condiciones del medio ambiente, la flora y la fauna patagónica. No se conoce un nombre específico para su lengua, pero es referida como “afséksta”, que significa hablar. Actualmente es poco hablada, estando a punto de la extinción.

Ubicación

Período