Una de las manifestaciones artísticas Olmeca más conocida es la estatuaria en piedra. Destacan por sobre todo las monumentales cabezas de piedra y las figuras de cerámica conocidas como «baby face» (rostros de bebés). Ambos tipos de obras demuestra gran maestría, además de dejar establecidos ciertos puntos claves en el estilo de arte que caracteriza a esta cultura: combinación de líneas sinuosas y rectas, rostros de ojos rasgados y almendrados con narices planas y nostriles abiertos. En algunos casos las bocas presentan deformaciones similares al «labio leporino» o adquieren características felinas, como el de un hocico de jaguar. Las técnicas de acabado de las cerámicas más utilizadas fueron el pulido, el bajo y sobrerrelieve o el inciso, que muchas veces se destacaba con pigmentos rojos o blancos. Alcanzaron también notable maestría en la pintura mural que adorna las paredes de algunas construcciones, probablemente de uso ritual. Las figuras, principalmente representaciones humanas, eran dibujadas con el rostro de perfil y el cuerpo de frente, muchas veces sosteniendo objetos en sus manos y rodeadas de símbolos de todo tipo.