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Entrevista a Hans Mülchi, director de Cautivos: «Debemos conocer mejor nuestra historia»

Hans Mülchi Bremer es licenciado en Historia y Periodista de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Es además director de cine documental y estará presentando sus obras CautivosHitorangi, tejedores de constelaciones en la 13º Muestra Cine+Video Indígena«Gran parte de mi trabajo está orientado a descubrir la historia oculta, la historia no revelada de los pueblos latinoamericanos, particularmente chilenos, los pueblos indígenas originarios”, afirma.

¿Qué te motivó a convertirte en director de cine documental?

Como estudiante de licenciatura en Historia en la universidad, a través de las lecturas del pasado, descubrí que hay episodios muy dramáticos, hechos que no estaban contados en la historia oficial, que tienen que ver con el proceso de invasión europea, los genocidios, las torturas que sufrían los pueblos que estaban acá. Junto con saber que eso no se conocía, descubrí también historias alucinantes, interesantísimas, que daban cuenta de una vida particular, grandes epopeyas como el caso del líder mapuche Calfucura, que fue un gran guerrero que asoló gran parte de las pampas argentinas. Él es un ejemplo de alguien que existió, que tuvo una vida increíble, admirable, y que es completamente desconocido. Entonces sentí que era muy interesante dar a conocer esto, no solamente por un tema de estética, sino que para que nuestra identidad cuajara. Nuestra identidad como pueblo esta demasiado desperdigada y es necesario aportar con algunas claves para que esto termine por consolidarse.

Es una gran responsabilidad el manejo cuidadoso de estos temas para no caer en un lenguaje puramente estético y casi exótico. ¿Cuáles son las principales preocupaciones a la hora de realizar este tipo de trabajo?

En el cine documental, es trascendental primero tomarse muy en serio el tema de investigar. Cuando digo investigar, no digo necesariamente enfrascarse leyendo libros, sino que conocer a las personas que hacen parte de la historia, de los temas, de las peripecias que a uno le interesa retratar. En este caso, como estamos hablando de sujetos que son un mundo diferente, más activo y, por qué no decirlo, más sabio, hay que ir con mucha humildad, con mucho respeto, entendiendo que cada persona que accede a contar su historia frente a una cámara de cine está ofreciendo una posibilidad a ese realizador, que tiene un valor enorme. Por lo tanto, el realizador debe ir con mucha cautela, humildad y respeto, porque son personas que merecen todo esa consideración y también porque es la única manera de tener resultados, de obtener materiales que puedan ser con contenido sólido, contundente y eficiente para llegar a una audiencia que es el objetivo último, que pienso nunca hay que perder de vista.

¿Cómo el cine documental de esta temática se acerca al público indígena? ¿Hay dificultades a la hora de hacer un mensaje que sea realmente visible para estos pueblos?

Creo que es clave una investigación, una mirada respetuosa y horizontal, que significa no mirar en menos y, al mismo tiempo, reconocer la capacidad de acceder a los mensajes de tan distinta gama que ofrece hoy el mundo contemporáneo. La mayor parte de las personas de los grupos originarios están inmersas en el ese mundo y, por lo tanto, no tienen dificultades en captar los mensajes que se están generando. Incluso se da una situación al revés, en las experiencias de hacer talleres con personas indígenas que tienen una creatividad mucho más desbordada que los cánones tradicionales. Algunos realizadores, realizadoras y estudiosos sostienen que el ámbito la antropología visual es por excelencia donde se está dando la mayor experimentación de lenguaje y por ende el mayor enriquecimiento en el lenguaje cinematográfico y en consecuencia en el cine indígena.

¿Cómo llegaste a concebir e idear el cortometraje Cautivos?

Es una línea de trabajo de hace años, diría prácticamente una obsesión. Es mostrar la desgarradora historia de grupos humanos que son capturados en el sur de la Patagonia chilena-argentina, selk’nam, tehuelches, yaganes y kawésqar, los cuales eran llevados a Europa y exhibidos ante un público que pagaba por verlos como espectáculo. Este hecho esencial y que retraté documentalmente lo hice mediante una investigación bien profunda junto con el historiador Cristian Baez en mi documental Calafate, zoológicos humanos. Después de una década tengo una nueva aproximación, que son nuevos episodios de captura de personas de los pueblos antes mencionados que fueron llevados no solamente a Europa, sino que también a Argentina, Santiago y Punta Arenas. A partir de eso, intentando hacer una renovación de mirada, me planteé por primera vez hacer ficción. Esto significa un esfuerzo muy grande en términos de producción, en cuanto a generar condiciones de escenografía, vestuario, maquillaje y de actuación.

En este sentido, ¿qué es lo más difícil de hacer cine indígena de ficción?

Tuve que sufrir muchísimo para generar un guion que en cinco minutos pudiera contar la historia que cuenta. Eso fue tremendo, de harto trabajo creativo, de mucho sacrificio y penuria creativa. Finalmente pienso que se logró algo interesante. La otra dificultad fueron los elementos materiales de la producción, porque con un bajo presupuesto fuimos a Punta Arenas y ahí se dio también acceso a muchos recursos que son de una gran complejidad y que tuvimos la oportunidad de tener a disposición. El resto de cosas se fue facilitando, porque el equipo humano con el que trabajé era de excelencia. Ahí también tuve mucha suerte y me dejé llevar por la energía del destino, por decirlo de algún modo.

¿Cuál es el principal aporte que hace este cortometraje a la Muestra Cine+Video Indígena y por lo tanto a la causa indígena? ¿Cuál es el mensaje que deja esta obra?

Es muy simple tal vez lo que te voy a decir, pero es simplemente que se conozca algo que fue muy cruento y muy terrible. Aun así, detrás de esa tragedia hay toda una cultura, un grupo de seres humanos que hablaba un idioma, que tenía una belleza particular, una capacidad de sobrevivencia asociada con la que lograban vencer el frío de la nieve y transformar condiciones inhóspitas en una vida bella, con alegría, que tenía todo el valor de cualquier cultura, tal vez mucho más. Lo más importante es que se sepa que eso existió.

¿Cuál es la crítica que harías las instituciones por la poca cobertura, difusión, reconocimiento y educación sobre los pueblos originarios?

Creo que la pregunta es bien atingente a algo que está muy en boga hoy en día, que sería conocer mejor nuestra historia. Es dramático que ante esta necesidad lo que se esté haciendo sea al revés, que la gente conozca menos su historia, a partir de la medida de dejar Historia fuera del currículum como curso obligatorio en tercero y cuarto medio. Me parece que es completamente aberrante.

Cautivos estará siendo presentada el viernes 14 de junio a las 19 horas en la 13º Muestra Cine+Video Indígena en el Museo Precolombino. Posterior a la función habrá un conversatorio con los realizadores Hans Mülchi y Roberto Riveros.

Entrevista por Felipe Cabrera.