Chirimoya o Guanábana

La chirimoya (Annona cherimolia) o chirimuya, que significa semilla fría en quechua, y la guanábana (Annona muricata), son dos frutas arbóreas de una misma familia. Ambas son especies originarias de los valles interandinos de Perú y Ecuador. Las primeras evidencias de su consumo y posible cultivo aparecen en la sierra hace 2700 años y en la costa central peruana hacia el 1000 a.C. Al parecer, la chirimoya ocupó un lugar muy significativo entre los productos alimenticios de los pueblos andinos prehispánicos, pues aparece representada con mucho realismo en cerámicas de las culturas Cupisnique, Moche e Inka. El cronista jesuita Bernabé Cobo en su Historia del Nuevo Mundo, de inicios del siglo XVII, describe a la chirimoya como de “[…] carne blanca y suavísima, con un agridulce apetitoso […] la fruta mejor y más regalada de todas las naturales de Indias […]”; verdadero “manjar blanco”, al decir de otros europeos de la época. Seguramente, a mediados del siglo XVIII, esta apreciación llevó a los españoles a cultivar la chirimoya en el sur de su país con mucho éxito y aceptación, de allí se expandió su producción hacia Portugal e Italia, llegando hasta el Medio Oriente. En la actualidad, España y Chile son sus mayores productores.