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A quince años de Cuentos de Animales, relatos precolombinos para niñ@s

El 7 de diciembre de 2002 fue inaugurada Cuentos de Animales, la primera –y, hasta el momento, la única- exposición del Museo Precolombino diseñada especialmente para niñas y niños.

«La idea de hacer esta exposición surgió por la autocrítica que nos hicimos durante esos años de que siempre habíamos concebido que el Museo era para adultos. De repente, empezamos a cuestionarnos eso», recuerda José Berenguer, curador jefe del Precolombino.

Yakana, la Llama Celeste, el Hombre Jaguar, la Orca que hacía llover, el Pato Ketru, los malos presagios del Cóndor y la Curandera, el Colibrí y el Búho fueron las historias escogidas para esta exposición. Originarios de las culturas Atacameña, Chavín, Nasca, Mapuche, Inka y Moche, estos relatos sobreviven hasta el día de hoy en los pueblos originarios de América.

«Los cuentos están incrustados en nuestra cultura desde la época de las cavernas. La narrativa es una cuestión muy humana que surge con las capacidades lingüísticas y a través de ella nos vamos socializando», explica José Berenguer.

Estos siete animales estaban representados en 61 piezas de la colección del Museo y 75 de colecciones particulares, más ocho réplicas que podían ser tocadas por los visitantes. Cada vitrina era acompañada de cubos luminosos con iconografías al estilo de historietas.

Con Cuentos de Animales comienza el uso de videos en las exposiciones. Claudio Mercado, jefe del área de Patrimonio Inmaterial del Museo, fue el encargado de realizar las bandas sonoras que acompañaban cada módulo y dos videos de mitos precolombinos que tenían como protagonistas a los animales.

“Un señor en Ayquina, un pueblo atacameño al interior de Calama donde había estado haciendo etnografía varios años, me había contado el cuento del cóndor y el zorro, que es el mito de origen de los vegetales y las plantas en Los Andes. Quise hacerlo video y lo hice con mi familia, mi negra hizo todos los monitos en plasticina y mis hijos que tenían 5, 4 y 3 años en esa época los movían con unos palitos y unas cuerdas. Ese cuento quedó re bonito porque es tan sencillo, tan evidente que no tiene ninguna pretensión, todo fue hecho en casa de manera súper simple”, explica Claudio Mercado.

“También hicimos el cuento del mito de la Yakana que era súper básico: mostrar cómo en el pensamiento de Los Andes la llama, la perdiz, el sapo y la culebra están en la Vía Láctea. Es súper simple, nada que ver con lo que tenemos ahora en la exposición Taira, el amanecer del arte en Atacama”, agrega.

En la sala de exhibición, un grupo de cuentacuentos brindaba funciones a ciertas horas. Además, se exhibió una selección de las creaciones en cerámica inspiradas en la exposición, desarrolladas por niñas y niños en un taller complementario.

El rincón de los cuentacuentos en la sala de exhibición.

El rincón de los cuentacuentos en la sala de exhibición.

Aunque su duración estaba prevista hasta marzo de 2003, Cuentos de Animales se extendió hasta el 25 de mayo, atrayendo como público a 90 mil personas. Nueve años después, se editó el libro Cuentos de Animales, con las ilustraciones originales diseñadas para la exposición.

«Curiosamente, nunca más volvimos a hacer una exposición para niños y ya tenemos copada la agenda para los próximos años, pero podríamos volver a hacerlo. Con los medios que hoy existen, sería muy entretenido”, reflexiona José Berenguer.

A su juicio, después de Cuentos de Animales nunca se dejó de pensar en el público infantil, haciendo de ahí en adelante que las exposiciones fuesen más sencillas, por ejemplo, en términos de lenguaje. «El hecho de que nos asociáramos con la Fundación Mustakis y su Sala ZIM hizo que ya no nos sintiéramos tan mal con ese pequeño pecado, porque tenemos un área infantil. Aun así, yo diría que de todas maneras sigue siendo un desafío instalar no solamente una exposición específicamente para niños, sino que también una exposición para adultos que pueda dar cuenta de ese segmento de público más pequeño», agrega.

Claudio Mercado coincide en ese diagnóstico: “la idea de los cuentos era muy buena, además, los animales, para los niños, son súper cercanos. 15 años después, sería fantástico que le diéramos una vuelta y que pensáramos en otra exposición para niños, porque a ese tipo de exposiciones también vienen los adultos, son más transversales”.

Texto: Oriana Miranda