Chocolate

Entre los mayas, el chocolate era de consumo exclusivo de reyes y nobles y para determinados rituales sagrados. También se usó con fines terapéuticos, por sus efectos calmantes y sirvió a los guerreros como bebida reconstituyente y energética.

El proceso de su preparación, desde el cultivo de la semilla hasta conseguir la bebida, era acompañado de variadas ceremonias religiosas en las que se invocaba a los dioses protectores del cacao. Para los aztecas, el xocolatl también fue una bebida ritual, de consumo de las elites y una fuente de energía espiritual. Como se solía ingerir en las ceremonias nupciales, los europeos le atribuyeron un poder vigorizante y afrodisíaco, percepción que, sumada a su valor nutritivo y medicinal, pervive hasta el día de hoy. Por último, los granos de cacao fueron utilizados como valor de cambio, una suerte de moneda fundamental de la economía de intercambio de Mesoamérica: con cuatro granos se podía adquirir un conejo, con 10 la compañía de una mujer y con 100 un esclavo.

La importancia económica y las virtudes reconstituyentes que tenía el cacao, entre otras características, llevaron a los españoles desde muy temprano a explotarlo comercialmente, creando plantaciones en México y las Antillas, e incluso en África occidental, desde donde se extendió a Ghana a fines del siglo XIX, país que ostenta actualmente la mayor producción de cacao en el mundo.