Tallado en piedra de una punta de dardo o flecha
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El tallado de la piedra es la tecnología humana más antigua de la que se tiene evidencia. Sus inicios se remontan a unos a dos millones de años atrás, cuando los primeros seres humanos empezaron a tallar sencillos guijarros transformándolos en martillos y herramientas cortantes, modificando su forma natural mediante golpes para producir ángulos y filos. Con el tiempo, fueron perfeccionando sus habilidades y descubriendo nuevas formas de aprovechar las propiedades de la piedra para su beneficio. Imagen 1
Las rocas se encuentran en casi todos los ambientes naturales, pero no todas son igualmente apropiadas para el tallado. Las rocas cristalinas, tales como los vidrios volcánicos, los cuarzos y los sílices, fueron las más utilizadas, ya que al golpearlas o presionarlas de cierta manera se obtienen fracturas predecibles que permiten dar forma a las herramientas.Imagen 2
Una vez seleccionado un nódulo de roca apropiado, el tallador debe remover el exterior o la corteza de la roca, que generalmente es de textura rugosa debido a su exposición al ambiente. El interior de la roca, liso y regular, puede entonces ser trabajado para obtener múltiples herramientas. El proceso de talla lítica es complejo y requiere de una cuidadosa planificación, porque cada golpe puede asestarse una sola vez y cualquier error afecta el producto final, pudiendo incluso inutilizar la pieza y obligar al artesano a comenzar de nuevo.
Dependiendo del objeto que se quiera producir, el tallador enfrenta una serie de decisiones para tallar un núcleo de piedra. Algunos objetos macizos, como grandes martillos, se fabrican desprendiendo pequeñas porciones de la corteza para ir dando forma al núcleo central. Otros objetos delgados y cortantes, como los cuchillos, se fabrican a partir de piezas desprendidas del núcleo mediante golpes. Estos fragmentos delgados y en forma de hojuelas se conocen como lascas.
Las lascas se pueden utilizar tal cual fueron extraídas mientras el filo de sus bordes se mantenga aguzado o pueden tallarse para formar instrumentos más complejos, como puntas de flechas o cuchillos. Algunas de las modificaciones que se pueden hacer a las lascas son la creación de bordes dentados, la preparación de bordes romos para tomarlas con la mano, o bien para insertarlos en un mango. Otras veces se retoca un filo desgastado para hacerlo nuevamente cortante.
Los golpes empleados por el tallador pueden ser aplicados en forma directa con otro guijarro mas duro. Esto asegura la fractura de la roca, pero la intensidad del golpe disminuye el control del tallador sobre la dirección del quiebre, haciendo el proceso más impredecible. Al utilizar percutores más blandos, como madera, hueso o astas, la fuerza del golpe es amortiguada y el control de la fractura por parte del tallador es mayor.
Cuando se requieren golpes más precisos sobre la piedra, se puede utilizar un material intermediario, a modo de cincel, que recibe el golpe y lo transmite a la roca, ya sea amortiguando el impacto o dirigiéndolo a un punto específico. Esta técnica de tallado se llama percusión indirecta.
La forma de sujetar la pieza de piedra también afecta el resultado del tallado, de modo que si el artesano la sujeta en sus manos, la apoya en su cuerpo o la coloca sobre un yunque de piedra o de madera, el resultado será distinto.
Los retoques finales sobre la pieza, tales como muescas o filos dentados, requieren extraer lascas minúsculas y regulares desde los bordes. Esta etapa es muy delicada, ya que un golpe mal asestado compromete la integridad de la pieza completa. Por esta razón, esta etapa final se realiza por presión y, en lugar de golpear la pieza, el tallador aplica una fuerza constante y firme hasta desprender el fragmento que desea.
Una forma de talla lítica, llamada monofacial, se refiere a lascas talladas por una sola faz o cara. Esta técnica requiere que el tallador propine los golpes sobre la cara naturalmente plana de la lasca a fin extraer fragmentos en la cara opuesta. Vista de perfil, la pieza así obtenida no es simétrica, sino que tiene una cara plana y otra convexa. La talla bifacial, en cambio, implica que el tallador trabaja alternativamente ambas caras de la pieza, de modo que toda la superficie resulta tallada y no queda ninguna cara plana. Observadas de perfil, ambas caras de las piezas bifaciales son convexas.
La talla en piedra para fabricar instrumentos cortantes, raspadores y perforadores, ha sido utilizada en América desde los primeros tiempos y hasta el presente por algunos grupos indígenas.
Algunos ejemplos destacados nos muestran la calidad del tallado de los pueblos americanos en el pasado. Hacia el 4000 a.C. en la costa norte de Chile los pescadores labraban grandes hojas bifaciales muy delgadas y de hasta 30 cm de alto, en brillantes sílices blancos, amarillos y rojos. Estos instrumentos, aparentemente utilizados como cuchillos, eran muy valorados y se depositaban en las tumbas como ofrendas para los muertos. En Mesoamérica, desde aproximadamente el año 500 d.C., los artesanos aprovechaban la alta calidad de la obsidiana para extraer láminas muy delgadas y filosas, que utilizaban como las más finas navajas. Los aztecas elaboraban hacia el 1400 d.C. los llamados “litos excéntricos”, cuchillos de sílice u obsidiana, tallados con mucha precisión en formas de espirales u ondas, los cuales eran utilizados en ceremonias de sacrificio y también enterrados como ofrendas en los templos. Imágenes 3, 4, 5