Lítica

  • Introducción tecnología Lítica

    La piedra es el material más antiguo para hacer herramientas que se conoce en el desarrollo de la humanidad. No es que haya sido el único material utilizado, sino que su mayor perdurabilidad con relación a la madera y el hueso ha hecho que se conserve mejor en los sitios arqueológicos.

    Los primeros objetos de piedra fueron sencillas hachas y cuchillos elaborados en África, Asia y Europa durante el período más antiguo de la prehistoria, llamado Paleolítico (de paleo = antiguo y lithos = piedra), hace unos dos millones de años. En América, los primeros habitantes llegaron al continente hace aproximadamente 20.000 años, trayendo consigo un conjunto de herramientas líticas tales como hachas, puntas de lanza, cuchillos y raspadores que servían para cazar, faenar presas, preparar cueros e, incluso, confeccionar otros utensilios.

    En la elaboración de herramientas se usaron diferentes rocas, según sus cualidades para ejecutar distintas funciones. Las rocas cristalinas se fracturan con relativa facilidad, por lo que pueden tallarse a voluntad y producir filos cortantes; tal es el caso de los vidrios volcánicos. El granito y la arenisca, en cambio, no sirven para ser talladas, pues se fracturan en forma irregular e impredecible, sin producir filos. Sin embargo, fueron muy utilizadas para hacer herramientas tales como martillos y mazos, artefactos de molienda como morteros y manos de moler e instrumentos de pulimento; también para confeccionar recipientes. Las rocas talladas y/o pulidas no se utilizaron siempre ni únicamente con fines utilitarios. En tiempos más recientes se ocuparon para tallar esculturas.

    Las técnicas de elaboración de piedra pulida surgieron en el Viejo Mundo durante el llamado período Neolítico (de neo = nuevo y lithos = piedra), hace aproximadamente 12.000 años. En América aparecieron hace unos 10.000 años, en grupos cazadores y recolectores que producían limas para trabajar la madera o el hueso, morteros para moler pigmentos y alimentos, y también figurillas líticas. Más tarde, hace cerca de 4000 años, los instrumentos de molienda, morteros y conanas, comenzaron a ser utilizados por las primeras sociedades agrícolas del continente.

  • Piedra Tallada

    Tallado en piedra de una punta de dardo o flecha
    Ver animación

    El tallado de la piedra es la tecnología humana más antigua de la que se tiene evidencia. Sus inicios se remontan a unos a dos millones de años atrás, cuando los primeros seres humanos empezaron a tallar sencillos guijarros transformándolos en martillos y herramientas cortantes, modificando su forma natural mediante golpes para producir ángulos y filos. Con el tiempo, fueron perfeccionando sus habilidades y descubriendo nuevas formas de aprovechar las propiedades de la piedra para su beneficio. Imagen 1

    Las rocas se encuentran en casi todos los ambientes naturales, pero no todas son igualmente apropiadas para el tallado. Las rocas cristalinas, tales como los vidrios volcánicos, los cuarzos y los sílices, fueron las más utilizadas, ya que al golpearlas o presionarlas de cierta manera se obtienen fracturas predecibles que permiten dar forma a las herramientas.Imagen 2

    Una vez seleccionado un nódulo de roca apropiado, el tallador debe remover el exterior o la corteza de la roca, que generalmente es de textura rugosa debido a su exposición al ambiente. El interior de la roca, liso y regular, puede entonces ser trabajado para obtener múltiples herramientas. El proceso de talla lítica es complejo y requiere de una cuidadosa planificación, porque cada golpe puede asestarse una sola vez y cualquier error afecta el producto final, pudiendo incluso inutilizar la pieza y obligar al artesano a comenzar de nuevo.

    Dependiendo del objeto que se quiera producir, el tallador enfrenta una serie de decisiones para tallar un núcleo de piedra. Algunos objetos macizos, como grandes martillos, se fabrican desprendiendo pequeñas porciones de la corteza para ir dando forma al núcleo central. Otros objetos delgados y cortantes, como los cuchillos, se fabrican a partir de piezas desprendidas del núcleo mediante golpes. Estos fragmentos delgados y en forma de hojuelas se conocen como lascas.

    Las lascas se pueden utilizar tal cual fueron extraídas mientras el filo de sus bordes se mantenga aguzado o pueden tallarse para formar instrumentos más complejos, como puntas de flechas o cuchillos. Algunas de las modificaciones que se pueden hacer a las lascas son la creación de bordes dentados, la preparación de bordes romos para tomarlas con la mano, o bien para insertarlos en un mango. Otras veces se retoca un filo desgastado para hacerlo nuevamente cortante.

    Los golpes empleados por el tallador pueden ser aplicados en forma directa con otro guijarro mas duro. Esto asegura la fractura de la roca, pero la intensidad del golpe disminuye el control del tallador sobre la dirección del quiebre, haciendo el proceso más impredecible. Al utilizar percutores más blandos, como madera, hueso o astas, la fuerza del golpe es amortiguada y el control de la fractura por parte del tallador es mayor.

    Cuando se requieren golpes más precisos sobre la piedra, se puede utilizar un material intermediario, a modo de cincel, que recibe el golpe y lo transmite a la roca, ya sea amortiguando el impacto o dirigiéndolo a un punto específico. Esta técnica de tallado se llama percusión indirecta.

    La forma de sujetar la pieza de piedra también afecta el resultado del tallado, de modo que si el artesano la sujeta en sus manos, la apoya en su cuerpo o la coloca sobre un yunque de piedra o de madera, el resultado será distinto.

    Los retoques finales sobre la pieza, tales como muescas o filos dentados, requieren extraer lascas minúsculas y regulares desde los bordes. Esta etapa es muy delicada, ya que un golpe mal asestado compromete la integridad de la pieza completa. Por esta razón, esta etapa final se realiza por presión y, en lugar de golpear la pieza, el tallador aplica una fuerza constante y firme hasta desprender el fragmento que desea.

    Una forma de talla lítica, llamada monofacial, se refiere a lascas talladas por una sola faz o cara. Esta técnica requiere que el tallador propine los golpes sobre la cara naturalmente plana de la lasca a fin extraer fragmentos en la cara opuesta. Vista de perfil, la pieza así obtenida no es simétrica, sino que tiene una cara plana y otra convexa. La talla bifacial, en cambio, implica que el tallador trabaja alternativamente ambas caras de la pieza, de modo que toda la superficie resulta tallada y no queda ninguna cara plana. Observadas de perfil, ambas caras de las piezas bifaciales son convexas.

    La talla en piedra para fabricar instrumentos cortantes, raspadores y perforadores, ha sido utilizada en América desde los primeros tiempos y hasta el presente por algunos grupos indígenas.

    Algunos ejemplos destacados nos muestran la calidad del tallado de los pueblos americanos en el pasado. Hacia el 4000 a.C. en la costa norte de Chile los pescadores labraban grandes hojas bifaciales muy delgadas y de hasta 30 cm de alto, en brillantes sílices blancos, amarillos y rojos. Estos instrumentos, aparentemente utilizados como cuchillos, eran muy valorados y se depositaban en las tumbas como ofrendas para los muertos. En Mesoamérica, desde aproximadamente el año 500 d.C., los artesanos aprovechaban la alta calidad de la obsidiana para extraer láminas muy delgadas y filosas, que utilizaban como las más finas navajas. Los aztecas elaboraban hacia el 1400 d.C. los llamados “litos excéntricos”, cuchillos de sílice u obsidiana, tallados con mucha precisión en formas de espirales u ondas, los cuales eran utilizados en ceremonias de sacrificio y también enterrados como ofrendas en los templos. Imágenes 3, 4, 5

  • Piedra Pulida

    El pulido de piedra aprovecha las cualidades de las rocas de grano grueso, aquellas porosas como el granito y la arenisca, para labrar su exterior y darles forma. Si es necesario modificar considerablemente la forma de la roca seleccionada, ésta se desbasta por golpes con un percutor resistente, generalmente otra piedra de dureza igual o superior. Luego las superficies son desgastadas pacientemente, frotándolas contra una superficie rugosa, por ejemplo, como la proporcionada por otra piedra porosa. Imagen 1

    En el caso de los instrumentos de molienda, las rocas utilizadas como recipiente del grano a moler y la pieza que realizará la acción de moler, se seleccionan por su forma natural. Si ésta es adecuada para la función requerida, se someten a poco trabajo para darle la forma adecuada. Con el paso del tiempo, son la misma actividad de molienda, el golpe constante de la mano de moler contra el cuenco y la fricción de los granos contra la piedra, los que modifican el mortero ahuecándolo gradualmente. Imágenes 2, 3

    Los objetos elaborados en piedra pulida son característicos de las sociedades agrícolas. Principalmente, se trata de cuencos de piedra y un pilón también de piedra o madera. Otros, como las conanas, consisten en una piedra de concavidad extendida y abierta sobre la cual se desliza una roca más pequeña llamada mano de moler. También están las piedras horadadas, utilizadas en diferentes funciones, tales como pesos de redes, mazos o pesos para palos excavadores.

    Otros artefactos de mayor envergadura o complejidad también se pueden elaborar en piedra pulida. En la actual Costa Rica, hacia el año 1200 d.C., se realizaban intrincados diseños esculpidos en piedra mediante pulimento de la superficie. Se trata de asientos, recipientes y morteros con pedestales ricamente decorados.

    Durante la prehistoria de Mesoamérica, la escultura alcanzó un gran nivel. Se confeccionaron allí grandes piezas de basalto y granito, que representan divinidades o personajes nobles y que se referían a la historia y la religión. Desde el 1000 a.C. en adelante, los olmecas labraron grandes bloques de basalto con formas de rostros. Son las llamadas “cabezas colosales”, que representaban a jefes importantes y que alcanzaban hasta tres metros de altura. Los mayas, por su parte, hacia el 500 d.C. esculpían grandes bloques rectangulares de piedra, llamados estelas. En ellos se labraban mediante pulidos dibujos y textos en escritura con glifos, así como escenas ceremoniales y memoriales históricos.

    En los Andes, también se alcanzó un alto nivel en el arte escultórico. Uno de los mejores ejemplos se da en la cultura Tiwanaku, estado que se desarrolló en el altiplano boliviano entre los años 100 y 1100 d.C. Ciertas estatuas de personajes míticos que se ubicaban dentro de los templos, como es el caso de los monolitos Bennett y Ponce, o algunos sectores de ellos, como la célebre Puerta de Sol, fueron producidos por artesanos muy especializados, capaces de tallar y pulir piezas de piedra de gran tamaño, en las cuales se dejó grabada una parte significativa de la ideología de este pueblo.

  • Lapidaria

    Se llama lapidaria al conjunto de técnicas utilizadas para el labrado de piedras preciosas. Cada cultura elige los materiales que considera bellos y valiosos, de modo que en cada lugar del mundo, adornos, joyas u objetos utilizados en rituales, se elaboran con diversas materias primas.

    La lapidaria tiene su origen en las primeras explotaciones mineras, que en América tiene sus antecedentes más antiguos en el norte de Chile, alrededor del 7000 a.C. En muchas partes, las primeras piedras consideradas preciosas fueron los minerales de cobre de brillantes colores verdosos y celestes, como la malaquita o la crisocola, incorporándose posteriormente el jade, la jadeíta, la nefrita y otras rocas de matiz gris verdoso; el ámbar, resina vegetal fosilizada de color amarillo brillante; la calcedonia, cristal de roca de color blanco, y la turquesa, mineral de color verde claro. También la obsidiana, vidrio volcánico traslúcido, de color negro, ha sido muy utilizada en la elaboración de herramientas líticas, y, en algunos casos, fue tratada como piedra preciosa.

    El aprovechamiento de las piedras preciosas y el trabajo para transformarlas en objetos especiales ocurre especialmente en aquellas sociedades que comienzan a manifestar diferencias sociales. Las joyas y los objetos ceremoniales ricamente decorados son más abundantes en aquellos grupos que tienen jefes, sacerdotes o reyes, quienes pueden conseguir materias primas escasas y encargar las labores a artesanos especializados.

    Cuarzos, esmeraldas y turquesas fueron usadas en toda América por su brillo, su color y su relativa escasez, propiedades consideradas especiales y relacionadas muchas veces con cualidades divinas. Piedras negras y brillantes, como las obsidianas o ciertas rocas con alto contenido de hierro, fueron muy apreciadas por distintos grupos, ya que, al pulirlas, se vuelven reflectantes. Dada esta propiedad, fueron utilizadas como espejos, tanto en la cultura Chavín (Andes Centrales, 1000 a.C.) como entre los aztecas y sus antecesores unos 1000 años d.C. Imagen 1

    Desde tiempos de los olmecas, alrededor del 1000 a.C. en adelante, el jade fue sumamente apreciado como materia prima. Se usó como adorno para los gobernantes y fue enterrado como ofrenda en los templos y en las tumbas de personajes importantes. Figurillas, adornos personales y placas de jade fueron confeccionadas también por mayas y aztecas, para quienes el jade era un material tan noble, que su valor era considerado superior al oro. Imagen 2

  • Referencias

    • ANDREFSKY, W., 2008. Lithic Technology. Cambridge, UK: Cambridge University Press.
    • BERNSTEIN, D., 1980. Hachas de Costa Rica. Vínculos. Revista de Antropología del Museo Nacional de Costa Rica 6 (1-2).
    • BORDES, F., 1968. El mundo del hombre cuaternario. Biblioteca para el Hombre Actual. Madrid: Editorial Guadarrama.
    • DE BEAUNE, S., 2004 The Invention of Technology: Prehistory and Cognition. Current Anthropology 45: 139-162.
    • GERO, J., 2003. Cambios en el valor de las piedras preciosas en la prehistoria del Perú. Nuevos comentarios 4, Lima.
    • LEAKEY, L. S. B., 1960. Adam’s Ancestors. The Evolution of Man and his Culture. New York: Harper Torchbooks.
    • OAKLEY, K., 1972, Man the Toolmaker. London: The Trustees of the British Museum.
    • PEREZ DE MICOU, C., Ed., 2006. El modo de hacer las cosas: artefactos y ecofactos en arqueología. Buenos Aires: Universidad de Buenos Aires.
    • RAVINES, R., 1978. Tecnología andina. Lima: Instituto de Estudios Peruanos.
    • SEMENOV, S., 1957. Tecnología prehistórica. Madrid: Akal Editor.
    • TRUSTEES OF THE BRITISH MUSEUM, 1975. Flint implements, an Account of Stone Age Technologies and Cultures. London: British Museum Publications Limited.