El trabajo en piedra es considerado uno de los mayores logros Recuay. Además de los complejos motivos arquitectónicos ornamentales, los Recuay realizaban distintas piezas, como tazas con pedestal, algunas con paredes de dos milímetros de espesor y decoración en relieve, placas e, incluso, maquetas de edificaciones. También tallaban monolitos y esculturas de piedra con motivos como cabezas-trofeos, felinos, diseños animales míticos (felinos-serpientes), entre otros. Manejaban a la perfección tanto el bajorrelieve como el esculpido de piezas en volumen. En cerámica destacaron especialmente por el tipo de arcilla que utilizaron, el caolín, que es de las más finas y complejas de trabajar. Entre las formas, destacan cántaros escultóricos, tazas con pedestal, ánforas con tapa y vasos. Estas eran decoradas con pintura negativa, policromía o modelado, presentando motivos como felinos, aves, los así llamados «rostros felices», guerreros, cruces y otros. De particular relervancia son los textiles, cuyos complejos motivos están fuertemente vinculados con los que aparecen en las vasijas de cerámica. Usaba la técnica del tapiz simple, con una fina urdimbre de algodón, sobre la que cruzaban la trama de lana teñida.