Los tres distintos ambientes que ocupó la cultura Arica -sierra, valle y costa- permitió complementar recursos procedentes de diferentes pisos ecológicos. Los bienes eran transportado mediante caravanas de llamas, un animal propio de la sierra. En esta época se ampliaron los terrenos de cultivo, a través de la construcción de terrazas o andenerías y canales de riego. Una gran cantidad de herramientas para trabajar la tierra, como palas con hoja de piedra y mango de madera, señalan la importancia de las labores agrícolas. En la costa destaca como innovación la «balsa de tres palos», que permitió pescar peces de profundidad como el congrio y el tollo. Miniaturas de estas balsas acompañaban las tumbas de estos pescadores. El guano que acumulaban las aves marinas en los roqueríos del litoral, era trasladado hacia el interior para ser usado como fertilizante agrícola. También trabajaron el cobre para hacer alfileres, anzuelos y otros instrumentos, así como el oro y la plata para confeccionar adornos.