La sociedad Bato integró elementos culturales de las Comunidades Alfareras Iniciales –tales como la cerámica con mamelones y pintura de hierro oligisto, el tembetá y las pipas– y compartió otros rasgos de la alfarería con poblaciones tempranas del Norte Chico y noroeste argentino, entre ellos el uso del asa-puente, los golletes cribados y la confección de figuras fitomorfas y zoomorfas. Sin embargo, desarrolló rasgos estilísticos particulares en la decoración de su cerámica como los incisos lineales con campos punteados y la pintura negativa. En contraposición con sus coetáneos Llolleo, Bato fue una sociedad de fuerte tradición cazadora recolectora, más móvil y menos homogénea. Es posible que ambos grupos hayan utilizado la cerámica como medio de identificación étnica para marcar diferencias entre sí, efecto que también deben haber cumplido el uso del tembetá y las modalidades distintas de sus patrones funerarios. En la cordillera, ambos grupos compartieron el espacio con bandas de cazadores recolectores, quienes mantuvieron su modo de vida hasta tiempos muy tardíos.