Fueron los primeros pobladores de la Patagonia chileno-argentina, en el extremo sur del continente americano, viviendo bajo las exigentes condiciones subantárticas. El derretimiento de los hielos pleistocénicos abrió rutas migratorias favorecidas por un nivel del mar más bajo que el actual, a la vez que generó ríos y lagos. El dominio de un clima cálido-seco permitió la formación de la vegetación estepárica y la de bosque abierto, que fueron propicias para la alimentación de diversos herbívoros, tanto extintos como modernos.