Chile

Cazadores Terrestres del Extremo Sur de Chile

  • Ambiente y Localización

    En la Patagonia chileno-argentina ocuparon los valles cordilleranos en un ambiente escarpado y boscoso, que sirvió de frontera natural respecto al sistema de canales del sector occidental, pero especialmente ocuparon la meseta que desde ahí baja lentamente hacia el Atlántico (Patagonia oriental), caracterizada por un clima semiárido de bajas temperaturas y pocas lluvias, que da lugar a una estepa arbustiva y de pastos duros. Habitaron también los ambientes estepáricos y boscosos de la Isla Grande de Tierra del Fuego, al sur del estrecho de Magallanes. En tiempos históricos, esta tradición cazadora terrestre se mantuvo representada en la Patagonia continental por los aónikenk o tehuelches, mientras que al otro lado del estrecho de Magallanes, en Tierra del Fuego, fueron los selk’nam u onas y los casi desconocidos haush los últimos sobrevivientes de este antiguo modo de vida.

  • Economía

    Su economía se basó principalmente en la caza del guanaco, complementada con ciervos, zorros, aves y roedores en un sistema de alta movilidad. Hacia los comienzos de nuestra era se produjo una mayor diversificación en su dieta, tomando mayor importancia la recolección de frutos silvestres e incluso algunos moluscos, pero el guanaco siempre se mantuvo como su alimento principal. Para cazar se valieron de lanzas con puntas de piedra y boleadoras y ya hacia 500 d.C. comenzaron a utilizar el arco y la flecha.

  • Arte

    Las primeras representaciones rupestres comenzaron con los antiguos pobladores paleoindios y estos cazadores las continuaron con imágenes que incluyen manos en positivo y negativo, trazados lineales y reticulados, círculos concéntricos, pisadas de animales, figuras de guanacos y negativos de “placas”, que son ciertos objetos rectangulares con sus bordes redondeados. Así como los motivos de las pinturas rupestres cambiaron en el tiempo, cambiaron también sus colores, ocupando pigmentos semejantes a los usados por los primeros grupos paleoindios (rojos, negros y blancos) y agregando más tarde verdes y amarillos que aplicaban directamente sobre la piedra o soplando sobre algunos objetos a modo de plantilla, en el caso de los negativos. Es posible que también hayan utilizado estos pigmentos para pintar sus cuerpos desde muy antiguo, tal como lo hacían al momento del contacto con los europeos.

  • Organización Social

    Se organizaban en bandas familiares nómades, con una división del trabajo basada en el sexo y la edad. Hacia los comienzos de la era cristiana comenzaron a habitar campamentos un poco más permanentes, ocupados por grupos familiares mayores, donde probablemente ciertas personas más hábiles gozaban de un mayor prestigio. Así, hacia el momento del contacto con el europeo –y en gran parte por influencia de los mapuches que habitaban el norte de Patagonia– comenzaba a configurarse una organización de tipo tribal, con personajes prestigiosos capaces de organizar a la población. La pintura corporal, especialmente durante los rituales, jugaba un importante papel de diferenciación social, ya que los motivos diferían de acuerdo al sexo y la edad de quienes los portaban.

  • Culto y Funebria

    Existió gran diversidad en el patrón de entierros de estos cazadores australes. La forma más común –que se conoce ya en tiempos históricos entre los grupos de las estepas– consistía en acumular piedras sobre el cuerpo formando montículos (o chenques), los que solían disponerse marcando hitos geográficos, como colinas, o al pie de paredes rocosas. Menos usada fue la disposición de los cuerpos al interior de cuevas y las prácticas de cremación. En cuanto a su religiosidad, al momento del contacto con los europeos creían en un panteón compuesto por un dios fundador, espíritus intermediarios y antepasados míticos, y entre sus ceremonias más importantes destacaban complejos ritos de paso, como los de iniciación a la vida adulta, en los que la pintura corporal, llena de significado, jugaba un importante papel.

  • Patrón de Asentamiento

    Durante miles de años predominó un uso bastante oportunista de refugios rocosos y sitios abiertos, en un contexto de alta movilidad por el territorio estepárico. Iniciando el primer milenio se observan ciertos cambios en el patrón de asentamiento de estos grupos de cazadores, posiblemente influenciados por el aumento de las temperaturas y por la desecación del territorio. Se desarrollan campamentos residenciales relativamente estables en los ambientes más propicios de estepa y aparece el uso de toldos en sitios a cielo abierto, mientras que en los ambientes boscosos precordilleranos y en la costa, los toldos fueron utilizados de manera esporádica y estacional para la explotación de recursos específicos. Asociados a estos asentamientos semipermanentes aparecen mayor cantidad de contextos fúnebres, especialmente del tipo chenque.

  • Historia

    Los cazadores del extremo sur llegaron a estas tierras durante el Período Paleoindio y desde entonces generaron estrategias adaptativas eficientes para el medioambiente estepárico, lo que les permitió habitar durante miles de años estos agrestes territorios. La restricción de su movilidad, la enormidad del territorio y la abundancia de barreras naturales fue lentamente separando las tradiciones culturales de estos cazadores, que mediante relaciones sociales y alianzas matrimoniales con sus grupos más cercanos fueron desarrollando identidades diferenciadas entre sí. Al momento del contacto con los europeos, las estepas de la Patagonia oriental eran territorio de los aónikenk, mientras que las estepas septentrionales y bosques meridionales de Tierra del Fuego los fueron de los selk’nam.

Ubicación

Período