Las expresiones artísticas de esta cultura se concentran en los objetos que integran los ajuares y ofrendas mortuorias. Uno de sus elementos más notable y característico es el turbante, confeccionado con gruesas madejas de lana de camélido. Destacan también adornos de oro y cobre, tales como discos, plaquitas y alfileres. Juntos con ellos se encuentra collares de cuentas de hueso, piedra, concha y semillas. Sus textiles suelen estar teñidos principalmente con listas rojo, azul y café, y sirvieron para confeccionar faldellines, bolsos y cintillos asociados a las tareas de recolección. La cestería también es decorada con motivos geométricos, principalmente escalerados. Son igualmente importantes los tallados en madera con forma de aves y piedras incrustadas, así como las calabazas con soles, aves y motivos geométricos grabados a fuego.