Ocuparon todo el territorio central de Chile, desde las altas quebradas cordilleranas hasta la costa. Las primeras ocupaciones de estos grupos arcaicos se registran a comienzos del Holoceno, en momentos de grandes cambios climáticos caracterizados por el aumento de la temperatura y el derretimiento de los hielos de la última glaciación de la era pleistocénica. A lo largo del período, las condiciones ambientales se fueron estabilizando hasta llegar a las actuales.