Con la colaboración del Instituto Nacional de Cultura del Perú se trajo a Chile una importante colección de vestimentas y objetos de oro y otros materiales preciosos pertenecientes a algunas de las más conocidas culturas del Perú prehispánico. La intención fue mostrar estos finos objetos no como simples despliegues de riqueza u opulencia, sino como testimonios que documentaban la complejidad social, económica y religiosa que alcanzaron esas culturas. Las noticias y los reportajes sobre esta exhibición provocaron entre los santiaguinos una genuina fiebre por venir a verla.