Aunque corrientemente el término arte rupestre se refiere a petroglifos y grabados en piedras sueltas o en paredes rocosas, se aplica también a las marcas trazadas en espacios amplios de la superficie del suelo. Conocidas como geoglifos, estas marcas son grandes imágenes dibujadas en terrenos llanos, en las laderas de los cerros, en los taludes que encierran las quebradas o en las terrazas que flanquean los cursos de agua. Este tipo de arte rupestre se ejecutaba mediante tres técnicas básicas: por acumulación de pequeñas piedras más claras o más oscuras que la superficie de fondo; por limpieza o despeje de piedras, que dejaban líneas o superficies en negativo sobre el terreno pedregoso, y por una combinación de ambos procedimientos.
Los geoglifos más pequeños tienen unos tres metros de largo y los más extensos pueden superar los cien metros. En América, los más famosos son los de Nazca y los del suroeste de los Estados Unidos. Imágenes 1, 4. Menos conocidos, pero igualmente interesantes, son los geoglifos del desierto de Atacama.Imágenes 3, 2
Muchas de las técnicas gráficas modernas anteriores a la era digital, derivan, en última instancia, de las tecnologías inventadas por los prehistóricos artífices del grabado y la pintura rupestre. El oficio de aquellos especialistas gráficos, desarrollado por generaciones a lo largo de cuatrocientos siglos de experimentación a través de todo el mundo, sentó una de las bases fundamentales para el advenimiento de la “cultura de la imagen” que domina hoy en día en nuestra sociedad contemporánea. El grafiti es, en cierto sentido, una manifestación actual de esas prácticas ancestrales. Incluso, recientes movimientos artísticos, como el Land Art, están inspirados en la vieja costumbre de trazar geoglifos en el paisaje.