Fue la exposición permanente con que se inauguró el Museo. Se montó en las cuatro salas del segundo piso del ala norte del edificio y estaba dividida por áreas culturales, bajo el concepto de una América sin fronteras. Básicamente, consistía en una muestra de las diferentes culturas de nuestro continente vistas a través de la excepcional colección de piezas precolombinas donadas por el fundador de la Institución, don Sergio Larraín García-Moreno. Con pocos cambios, esta exposición se mantuvo hasta 1998.