En esta exposición se intentó mostrar los diversos nexos entre la muerte, el arte y el poder político que había en las castas gobernantes de la sociedad Moche, un antiguo estado de la costa norte del Perú. Su realización contó con la colaboración del Instituto Nacional de Cultura, el Museo Nacional de Antropología y el Banco Central de Reserva del Perú, desde donde se trajo al país una importante colección de objetos ricos en iconografía referente a la muerte.