El primer testigo europeo de las artes –y objeto de esta exposición– fue, precisamente, el navegante genovés Cristóbal Colón a su llegada a las islas de las así llamadas Indias Occidentales. Allí los europeos observaron los singulares rituales chamánicos realizados por los taínos, muchos de los cuales se realizaban en torno a figuras míticas talladas en madera y hueso, conocidas como cemíes. Además de estos cemíes, la muestra incluyó una gran variedad de otros objetos relacionados con la vida religiosa y social de estos pueblos del Caribe.