El Museo se encuentra ubicado en pleno centro de Santiago, en la esquina de las calles Bandera y Compañía, a una cuadra de la Plaza de Armas.
Chilenos y residentes: $1.000
Extranjeros: $8.000
Estudiantes chilenos y residentes: $500
Estudiantes extranjeros: $4.000
El Museo cuenta con un servicio de guías, sin costo adicional, para los establecimientos educacionales.
Invitamos especialmente a coordinarse con alguno de nuestros guías para programar una visita o actividades de motivación y seguimiento que aprovechen de la mejor forma la experiencia de visitarnos.
Descargue desde esta página audioguías en castellano, inglés, francés y portugués con los textos de las vitrinas de la Exposición Permanente. Las audioguías se encuentran en formato mp3, ordenadas por áreas culturales, de acuerdo al recorrido de las salas de exhibición. Téléchargez depuis ce site des audio-guides en français, portugais, espagnol et anglais avec les […]
El arte de los distintos pueblos americanos, exhibido en vitrinas agrupadas por áreas culturales.
La exhibición abarca desde los más antiguos grupos de pescadores hasta los actuales pueblos originarios.
Exhibiciones realizadas y producidas por el Museo Chileno de Arte Precolombino.
Cada uno de los pueblos que habitó en América antes de la llegada de los europeos. Se les reconoce generalmente porque sus obras presentan estilos similares y se encuentran en un territorio y periodo determinado.
Corresponden a aquellos grupos humanos que descienden directamente de las culturas precolombinas y que mantienen elementos culturales y sociales que los distinguen del resto de la población. La mayor parte de ellos tiene también una lengua propia.
Descubre la diversidad y la riqueza de los pueblos americanos a través de cientos de páginas con textos, dibujos, animaciones, cómics, sonidos, juegos y videos, especial para niños y niñas.
El Archivo Audiovisual del Museo fue formado en 1989, y cuenta con un Archivo de Videos Etnográficos y un Archivo de Música Indígena. Funciona en la biblioteca.
El descubrimiento de América trajo consigo un sin fín de cambios revolucionarios en el Viejo Mundo.
En esta sección es posible acceder a la iconografía de 50 piezas del Museo, agrupadas por áreas culturales.
A través de fotografías, sonidos, diagramas y explicaciones, en esta sección es posible conocer 20 instrumentos musicales de la colección del Museo.
La necesidad de conseguir instrumentos muy precisos, llevó a los pueblos precolombinos a explorar un sinfín de tecnologías artesanales y de ingeniería.
Se denomina arte rupestre (del latín rupes = roca) a las marcas o figuras trazadas por seres humanos sobre soportes rocosos.
Desde su fundación hace treinta años, el Museo ha desarrollado una importante línea editorial en torno al arte y los pueblos precolombinos.
El Boletín del Museo es una revista bianual fundada en marzo de 1985. Su objetivo es publicar artículos, ensayos e informes de investigación en español o inglés sobre arte y simbolismo.
Revise en línea nuestro catálogo de libros, separatas, videos y música: https://precolombino.goalexandria.com/
Durante la década de 1970, Sergio Larraín García-Moreno va tomando conciencia de la importancia que ha adquirido su colección y de la urgencia de preocuparse por su mantención íntegra.
Los arqueólogos del área de curaduría son los responsables de crear los contenidos de las exposiciones del museo. Además han desarrollado diversas líneas de trabajo centradas en el legado artístico de los pueblos originarios de América.
El laboratorio tiene a su cargo las colecciones que forman el patrimonio del Museo, y en él trabaja personal especializado en el registro, conservación y restauración de los objetos.
La tienda del Museo ofrece una variada gama de artículos relacionados al mundo precolombino e indígena americano. Réplicas de piezas precolombinas, artesanía indígena, libros, bolsos, postales, etc.
Recibe la programación semanal y las actividades de extensión que el Museo realiza.
Accede a sitios web de otros museos y publicaciones referidas al tema precolombino.
Un total de 15 obras de artistas indígenas contemporáneos formarán parte del Tercer Encuentro de las Culturas 2018, muestra organizada por el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. Esta exposición estará abierta al público entre el jueves 25 de octubre y el domingo 4 de noviembre en el Museo Precolombino de Santiago, con entrada liberada.
“El Encuentro de las Culturas busca posibilitar el debate, la valoración y reflexión respecto de la diversidad de las expresiones culturales vigentes de los pueblos indígenas en Chile”, comentó el Subsecretario del Patrimonio Cultural, Emilio de la Cerda.
Sobre la muestra explicó que “lo que se ha buscado destacar es que la creación indígena, estando arraigada en la tradición, es una expresión dinámica que construye patrimonio futuro. El arte es tan dinámico como la cultura misma y por eso aquí se montarán una serie de obras que dan cuenta no sólo de la tensión y a su vez los hilos conductores que existen entre lo tradicional y lo contemporáneo, sino que también de los procesos de búsqueda de la propia identidad étnica individual y colectiva plasmada en la muestra, pertenecientes, además, en un número significativo a personas que han crecido en espacios urbanos”.
Las obras escogidas (primero, segundo y tercer lugar, además de 12 obras seleccionadas), resultaron del veredicto de un jurado especializado en artes visuales contemporáneas que dirimió entre un conjunto de casi cincuenta obras en formato audiovisual, pinturas, esculturas e instalaciones, entre otros lenguajes.
El concepto articulador de esta versión del Encuentro de las Culturas es “Estéticas de la diferencia. Tradiciones indígenas: representaciones e inflexiones”. Esta idea propone asumir la creación indígena contemporánea como un lenguaje, que al referenciar y resignificar a través de la obra de arte distintos aspectos de la tradición cultural de un pueblo originario, posibilita su reactualización y al hacerlo, cuestiona y reflexiona acerca de la cultura propia de la cual el/la artista forma parte.
La muestra además contará con la participación como invitado de Bernardo Oyarzún, consagrado artista mapuche, quien además de poseer una dilatada y reconocida trayectoria, representó a Chile en la Bienal de Arte de Venecia 2017.
El Encuentro de las Culturas 2018 además contará con un equipo de mediación que acercará las propuestas presentadas por los artistas a los visitantes. La exposición se mantendrá abierta al público hasta el domingo 4 de noviembre en el Museo Chileno de Arte Precolombino, ubicado en Bandera 361, Santiago, entre las 10:00 y las 18:00 horas.
Viajar hacia el pasado permite comprender que la masculinidad está lejos de ser estática y singular. La historia precolombina nos muestra que ser varón quiebra con los prejuicios e ideas preconcebidas que todos tenemos sobre qué significa lo masculino.
Profesor: Alvaro Ojalvo Pressac, Etnohistoriador y Board member de la American Men’s Studies Association.
Cupos: 20 personas (máximo)
Fechas y horarios: sábado 17 de noviembre de 15:00 a 17:30
Valor: 15.000. Incluye inscripción a la biblioteca del Museo por un año y certificado de participación.
Consultas: Patricio Weiler al correo pweiler@museoprecolombino.cl
Las comunidades andinas se destacan por su bellísimo trabajo textil. Las distintas manifestaciones artísticas de las cultura de Los Andes son de un gran valor como soporte comunicacional en el cual se narra su historia, costumbres y religión, por lo que es de gran importancia dar a conocer este oficio textil ancestral. El objetivo de este taller es aprender algunas de las técnicas utilizadas en las flores presentes en una de las piezas más importantes y significativas del Museo: el traje Chimú.
Profesora: Susan Herz Quito
Cupos: 12 personas (máximo)
Fechas y horarios: Sábado 17 de noviembre de 10:00 a 14:00 y sábado 24 de noviembre de 10:00 a 13:00.
Valor: $42.000. Incluye materiales, inscripción a la biblioteca del Museo por un año y certificado de participación.
Consultas: Patricio Weiler al correo pweiler@museoprecolombino.cl
El Museo Precolombino está a punto de cumplir 37 años de historia, con 37 trabajadores de generaciones muy diversas. Algunos de ellos eran parte del equipo cuando en Chile se gestaba el retorno a la democracia a través de un Plebiscito y otros nacieron ya con Patricio Aylwin como presidente electo. Distintas vidas en distintos periodos. El valor de la memoria nos lleva a conversar con los curadores del Museo para conocer sus reflexiones y recuerdos sobre una jornada que cambió la historia.
José Berenguer, curador jefe del Museo Precolombino: “Con el poder de nuestro voto nos sentíamos parte de una fuerza superior”
El NO es un evento, porque ocurre un día bien determinado, pero es también un proceso, porque se construye a lo largo de varios años, al menos partir de mayo de 1983, cuando se produce la primera protesta nacional contra la dictadura.
En una de las protestas, aquella en que el Ministro del Interior, Onofre Jarpa, hizo salir a 18 mil soldados a la calle, perdí a un tío muy querido. Se asomó a la puerta de su casa y recibió un tiro con un arma de guerra. Por eso y por muchas cosas más, el NO crecía entre los chilenos, aunque para ese entonces todavía no se había convocado al Plebiscito.
En una de las grandes concentraciones que la oposición realizó en el Parque O’Higgins, poco antes del Plebiscito de 1988, de repente vi pasar entre la muchedumbre a un funcionario del Museo. Bah, también está contra Pinochet, qué bueno saberlo, pensé. Después vi pasar a otro y a otro, entre ellos, a algunos de los cinco compañeros de trabajo a los que luego convencí de ir a inscribirse en los registros electorales.
Siempre para esta fecha me acuerdo del llamado que hizo la oposición días antes del Plebiscito a hacer una cadena humana a lo largo de la circunvalación Américo Vespucio. Acudí al llamado con toda mi familia. Nos pusimos en avenida Ossa, me parece que entre Echeñique y Simón Bolívar. Cuando veo la foto que saqué, no puedo dejar de pensar que, mientras en 1973 nos sentábamos a la mesa divididos por nuestras posiciones frente al proceso político, quince años más tarde estábamos todos unidos como anónimos eslabones de una larga cadena de chilenos que le decía NO al dictador.
Ese día me levanté temprano para ir a votar. Ya le había dicho NO a la dictadura en la consulta que hizo en 1978 para legitimar la que sería la nueva Constitución de 1980, pero esta vez vivíamos toda una épica. Con el poder de nuestro voto nos sentíamos parte de una fuerza superior a la del tirano. Nuestra franja era además claramente la de los buenos: festiva, colorida e inteligente. El día anterior al plebiscito fui padre por tercera vez y el nombre que escogimos para la retoña tenía que ver con la lucha pacífica por la libertad que representaba votar NO. Aquella noche dormí solo en la casa, aunque dormir es un decir porque me mantuve en vela hasta que el gobierno soltó los resultados finales y reconoció su derrota. Igual no pude dormir, ahora por la emoción y el regocijo.
Después del triunfo del NO vino el triunfo de Aylwin. ¿Que la vuelta de la democracia fue pactada con la dictadura?, cierto. ¿Que no llegó toda la alegría que esperábamos?, cierto también. Pero me da mucha alegría constatar que gracias a ese NO del 5 de octubre de 1988, más adelante, con los gobiernos democráticos, nunca más hubo degollados, no se asesinó a ningún periodista más, ni un asesino a sueldo hizo estallar con una bomba el coche de un opositor, no hubo más ejecuciones disfrazadas de enfrentamientos, se terminaron los exiliados y la letra “L” en el pasaporte, los censores de la DINACO quedaron cesantes, los arqueólogos pusieron cada vez más su ciencia al servicio de la justicia, ya nunca más fue necesario hablar en voz baja por miedo a los soplones, los torturadores y asesinos comenzaron a rendir cuentas a la justicia, empezaron a llegar los cantantes que la dictadura tenía vetados.
Ese primaveral NO a Pinochet dio paso a una alegría incompleta, es verdad, pero pucha que me pone feliz sacar la cuenta de todas las infelicidades que ese NO nos evitó.
Carole Sinclaire, curadora del Museo Precolombino: «Mi convicción fue lo más importante en ese momento»
El 4 de octubre celebro el nacimiento de mi hija Paloma, que cumple 30 años. Yo estaba muy embarazada en esa época bastante compleja, por las protestas. Había un ambiente tenso, peligroso podría decirse, sobre todo si una está embarazada. A pesar de mi guata enorme de casi nueve meses, participé activamente de la campaña del NO, yendo a las protestas y a los caceroleos.
Tuve un embarazo bastante normal. A comienzos de octubre, fui a control con el médico y él me dijo que estaba lista, que mi fecha de parto sería entre el 4 y el 6. Ahí le pregunté si era posible inducirlo, porque no quería perderme el plebiscito. Además, el 5 de octubre podía cortarse la luz, haber protestas, nadie sabía cómo iba a ser ese día pero el pronóstico no era nada bueno, por todas las protestas que había habido.
Decidí inducirme el parto un día antes, el martes 4 de octubre. Mi médico fue mi cómplice. Él también estaba muy interesado en estar liberado ese día para ir a votar por el NO. Entonces, hicimos una asociación que resultó de una manera fantástica. Me interné en la clínica, el alumbramiento fue perfecto y a las 4 de la tarde mi hija ya estaba mirando la luz de este mundo. Como había salido todo tan bien, el médico me dio autorización para ir a votar el día siguiente. Después de haber vivido 15 años de dictadura sentía que mi voto era importante, iba sumando.
Mi convicción fue lo más importante en ese momento. Parir la democracia, ayudar como pudiera en este proceso.
El 5 de octubre de 1988, muy temprano en la mañana, partimos junto con algunas otras pacientes al local de votación. Nos llevaron en ambulancia y muy rápidamente, en menos de una hora, cumplimos con nuestro deber democrático y cívico. Después me subí a la silla de ruedas y volví. Vi los resultados del Plebiscito en la clínica y celebré con mi guagua, que fue nombrada Paloma aludiendo a la paz, a la esperanza. El día subsiguiente me fui a mi casa feliz con mi nueva hija y con la nueva vida que implicaba el triunfo del NO y el camino difícil de la vuelta a la democracia.
En enero del 89 me fui fuera del país con mi pequeña de dos meses cumplidos y estuve casi tres años fuera, volví cuando estaba todo más asentado. Esa primera etapa del jolgorio y la maravilla de volver a la democracia o empezar este proceso de transición, yo la viví fuera. Ahí siento un vacío, me hubiera gustado haber estado participando día a día de esos primeros años.
Texto: Oriana Miranda y Paulina Roblero
Fotos: Archivo personal de José Berenguer y Carole Sinclaire
Artistas y creadores pertenecientes a los pueblos originarios son los llamados a participar en el concurso destinado a elegir las obras que formarán parte de Encuentro de las Culturas 2018, organizado por el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.
“Estéticas de la diferencia. Tradiciones indígenas: representaciones e inflexiones” es el concepto articulador del encuentro y la inspiración que deben tener las obras visuales participantes. Estas piezas contemporáneas deben estar terminadas y pueden corresponder a disciplinas como pintura, escultura, grabado, audiovisual, técnicas mixtas, entre otras.
El concepto inspirador propone asumir la creación indígena contemporánea como un lenguaje en sí, porque es capaz de darle un nuevo significado a la tradición cultural a través de la obra de arte, y de esta forma además permite su reactualización y reflexiona en torno a su cultura.
La tercera versión del Encuentro de las Culturas busca dar pie al debate en torno a la diversidad de las expresiones culturales vigentes de los pueblos indígenas en Chile y se enmarca en el Programa de fomento y difusión de las Artes y las Culturas de los Pueblos Indígenas, que desarrolla el Departamento de Pueblos Originarios (DEPO) del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural.
De las obras que se presenten, un jurado especializado premiará un máximo de 15 creaciones, con un primer, segundo y tercer lugar, además de 12 menciones honrosas, que junto con recibir un premio en dinero serán parte del Encuentro de las Culturas 2018. Esta muestra de artes visuales indígenas estará abierta al público entre el 25 de octubre y el 4 de noviembre en el Museo Chileno de Arte Precolombino.
La convocatoria está dirigida a personas naturales indígenas mayores de 18 años pertenecientes a alguno de los pueblos reconocidos por la Ley Indígena N° 19.253. El plazo de recepción de postulaciones se extenderá hasta el 5 de octubre de 2018, hasta las 16:00 horas de Santiago de Chile, para todas las regiones del país.
Las postulaciones deberán presentarse en soporte material en un sobre cerrado que contenga todos los antecedentes al Departamento de Pueblos Originarios, del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural, en Ahumada n°48, piso 6, Santiago.
Para conocer mayores detalles de la convocatoria, las bases ya están disponibles en cultura.gob.cl/pueblosoriginarios. Los interesados que no dispongan de acceso a internet, pueden solicitarlas impresas en las respectivas OIRS de las Secretarías Regionales Ministeriales de Culturas. También se recepcionarán consultas en el correo electrónico encuentrodeculturas@cultura.gob.cl.
Durante octubre y noviembre, la 12ª Muestra Cine+Video Indígena, organizada por el Museo Chileno de Arte Precolombino, recorrerá más de 30 espacios en 12 regiones de Chile con una selección de películas, documentales y cortometrajes de realizadores indígenas y no indígenas provenientes de diversas partes del mundo, que representan a los pueblos nasa, angaangag, krenak, yudja y neenghatu y a las culturas kaiowá, wayuu, mojeña, mazateca y guaraní.
“Queremos mostrar la diversidad y riqueza de un tipo de cine hecho por los propios pueblos indígenas o con miradas muy respetuosas e interesantes de realizadores no indígenas. La variedad de temáticas, lenguas y realidades propias de los pueblos se ven reflejadas en todos los filmes seleccionados. Hay documentales de denuncia y resistencia, pero también cortos de animación para niños y ficciones que plantean la cosmovisión, valores y respeto de las culturas ancestrales”, afirma Alicia Herrera, creadora y co-directora de la muestra.
Entre los filmes presentados destaca el cortometraje Kimün, el abecedario de Joel Maripil de Carlos Yévenes (Chile, 16′), el documental K´Altik zapatista de Cucho Ramírez (España, 55′) y Flecha rojiza de Diego Rojas (Argentina, 30′), documental sobre la artista y cantautora mapuche Beatriz Pichi Malen.
“El Museo Precolombino tiene por misión dar a conocer la cultura de los pueblos originarios. Para ello, lo audiovisual es una herramienta fantástica; una de las maneras más simples en que los pueblos indígenas nos pueden dar a conocer su sabiduría, su visión de mundo y enseñarnos cosas que esta sociedad no nos enseña: el cuidado del medio ambiente, el respeto por los antepasados y por la tierra”, expresa Claudio Mercado, co-director de la muestra y jefe del área de Patrimonio Inmaterial del Museo Precolombino.
Las exhibiciones de las películas de la 12ª Muestra Cine+Video Indígena son gratuitas en todas las salas de exhibición a lo largo de Chile. Para más información, horarios, fechas, lugares y reseñas visita el sitio web del Museo Precolombino y las redes sociales de la Muestra #MUCIVI
OCTUBRE
Región de Atacama
Centro Cultural Estación Caldera. 12 al 14 de octubre
Región de Coquimbo
Museo Arqueológico de La Serena. 9 al 12 de octubre.
Casa de la Cultura de Vicuña. 12 de octubre.
Región de Valparaíso
Museo de Historia Natural de Valparaíso MHNV. 6, 13, 20 y 27 de octubre.
Museo Fonck. 8 al 11 de octubre.
Parque Cultural de Valparaíso. 10 al 12 de octubre.
Región Metropolitana
Centro Cultural Matucana 100. 3 al 7 de octubre.
Museo Violeta Parra. 10, 12, 17, 19, 24, 26 y 31 de octubre.
Región del Maule
Fundación Cultural Cinecón, Constitución. 12 al 14 de octubre.
Teatro Municipal de San Javier. 26 y 31 de octubre.
Corporación Cultural de Teno. 29 y 31 de octubre.
Centro Cultural La Micro. 29 de octubre.
Región del Libertador Bernardo O’Higgins
Centro Cultural Casa Raíz. 4, 11, 18 y 25 de octubre.
Región de Los Ríos
FICValdivia, sección especial Primeras Naciones, Valdivia. 8 al 14 de octubre.
Región de los Lagos
Biblioteca Municipal de San Juan de la Costa. 3 al 5 de octubre.
Teatro Municipal de Ancud. 5 de octubre.
Ruka Mapulafken, Bahía Mansa S/N, San Juan de la Costa. 8 de octubre.
Ruka Kimun Abuelito Huenteao, Maicolpi, S/N, San Juan de la Costa. 9 de octubre
Escuela de Pucatrihue San Juan de la Costa. 10 de octubre.
Escuela rural de Bahía Mansa. 11 de octubre.
Salón Multiuso I. Municipalidad de San Juan de la Costa. 11 de octubre.
Galpón de Caleta de Pescadores de San Juan de la Costa. 11 de octubre.
Escuela de Misión San Juan de la Costa. 12 de octubre.
Centro Cívico de Hornopirén. 12 y 13 de octubre.
Bahía Mansa Galpón, San Juan de la Costa. 13 de octubre.
Auditorio de la Biblioteca, Quemchi. 18 y 19 de octubre.
Museo Regional de Ancud. 22 al 26 de octubre.
Región de Aysén
Sede comunitaria Agrupación Antu Mapu, Puerto Cisnes. 6 de octubre.
Región de Magallanes y la Antártica Chilena
Centro Cultural La Idea, Punta Arenas. 4, 11, 18 y 25 de octubre.
Museo Antropológico Martin Gusinde. 11, 18 y 25 de octubre.
NOVIEMBRE
Región de Arica y Parinacota
Selección de la Muestra Cine+Video Indígena en el 13° Festival Arica Nativa. 5 al 11 de noviembre.
Región de Antofagasta
Biblioteca y Centro Cultural Haimaitier Tur, San Pedro de Atacama. 9, 16, 23 y 30 de noviembre.
Selección de la Muestra Cine+Video Indígena en el 7° Festival de Cine AntofaCine, Antofagasta. 16 al 21 noviembre.
Región de Coquimbo
Selección de la Muestra Cine+Video Indígena en el 15° Festival de Cine de Ovalle. 20 al 24 de noviembre.
Región de Valparaíso
Museo de La Ligua. 16 de noviembre.
Región Metropolitana
Museo Chileno de Arte Precolombino. 16 de noviembre.
Museo Violeta Parra. 2, 7, 9, 14 y 16 de noviembre.
Pueblito Los Dominicos, Las Condes. 8, 15, 22 y 29 de noviembre.
Museo de Artes Visuales MAVI. 3, 10, 24 y 27 de noviembre.
Centro Ceremonial Parque Mahuidache, El Bosque. 29 de noviembre.
Región del Maule
Casa de la Cultura de Cauquenes. 19 al 23 de noviembre.
Región de los Lagos
Asociación Audiovisual Ayahue, Puerto Montt. 3, 10, 17 y 24 de noviembre.
Región de Magallanes y Antártica Chilena
Museo Antropológico Martin Gusinde, Puerto Williams. 15 de noviembre.
¡Hemos recibido dos premios que nos llenan de alegría!
TripAdvisor anunció a los ganadores del Traveller’s Choice 2018, reconocimiento en el que el Museo Chileno de Arte Precolombino ha sido premiado en dos categorías:
Trabajamos día a día para hacer del Museo Precolombino un espacio de aprendizaje y encuentro con las raíces indígenas, estimulando el orgullo que debemos sentir por la historia pasada y presente de las culturas americanas y pueblos originarios.
Gracias por su cariño y confianza.
El Museo Chileno de Arte Precolombino y Minera Escondida/BHP presentan Taira, el amanecer del arte en Atacama, una exposición que traerá la belleza, complejidad y vitalidad del arte rupestre de Taira a la Sala de Arte de Fundación Minera Escondida (Av. Bernardo O’Higgins 1280), Antofagasta.
La muestra releva un sitio arqueológico cuyas representaciones rupestres datan de hace más de 2.500 años y tienen pocos parangones en la prehistoria del arte americano. Además, presenta los testimonios de miembros de la Comunidad Indígena Atacameña Taira en el Alto Loa, quienes comparten con los visitantes sus creencias, sus vidas y su comprensión del paisaje que habitan, en especial relacionadas con el extraordinario arte rupestre de Taira.
“Esta es una exposición muy novedosa que se basa en una larga investigación de nuestro curador, José Berenguer, y por lo tanto es una expresión de arte rupestre muy bien documentada. Museográficamente es aventurada, con la inclusión de nuevos medios y alta tecnología”, explica Carlos Aldunate, director del Museo Chileno de Arte Precolombino.
La muestra cuenta con la colaboración en testimonios y saberes ancestrales de la Comunidad Indígena Atacameña Taira, actuales habitantes del lugar donde se ubica el sitio arqueológico investigado. Dado que este estilo de arte rupestre se encuentra en todas las tierras altas de la Región de Antofagasta, es un arte emblemático de los pueblos atacameños.
Taira, el amanecer del arte en Atacama se enmarca dentro de la alianza de colaboración que sostienen hace más de una década Minera Escondida/BHP y el Museo Chileno de Arte Precolombino, que ha llevado a producir proyectos culturales de gran relevancia para el país. Este aporte al patrimonio propio de los pueblos indígenas, especialmente aquellos del actual territorio chileno, tiene por objetivo demostrar que el mundo precolombino no es algo del pasado, sino que permanece en nuestro acervo genético y cultural.
“Esta exposición permite reconstruir una parte de nuestra historia como país, es fruto de una alianza de largo plazo con el Museo Chileno de Arte Precolombino y que, esta vez, nos permitirá acercarnos mucho más a nuestros pueblos originarios mediante el conocimiento de sus grabados y pinturas. Nuestro deseo es que la comunidad sea parte de este viaje por la historia de las culturas originarias de nuestro país y que asista en familia, que disfrute y conozca los orígenes de Chile antes de Chile”, señaló Patricio Vilaplana, vicepresidente de Asuntos Corporativos de Minera Escondida.
“Taira es muy bello. Sin embargo, pensarlo solo como una joya estética o como un objeto de arte es limitarlo. En nuestra exposición, buscamos estimular el placer estético, pero también el goce de entender el mensaje que hay detrás de las imágenes”, afirma José Berenguer, arqueólogo, investigador de la exposición y curador jefe del Museo Chileno de Arte Precolombino.
Con ese objetivo, la museografía se desarrolla de manera innovadora, mediante dispositivos multimedia al servicio de la estimulación sensorial y los objetivos comunicacionales. “La diversidad del valle del Loa ha sido uno de los recursos visuales que activan la narrativa de la historia que contamos, en la cual lo audiovisual es un componente fuerte”, explica el arquitecto Rodrigo Tisi, quien junto a su equipo está encargado del diseño y montaje.
Coordenadas:
Exposición temporal: Taira, el amanecer del arte en Atacama
Lugar: Sala de Arte del Edificio Comunitario de Fundación Minera Escondida (Av. Bernardo O’Higgins 1280), Antofagasta.
Fecha: Del 28 de septiembre 2018 al 25 de enero 2019.
Horarios: Lunes a viernes de 09.00 a 13.00 horas – 15.00 a 18.30 horas
ENTRADA LIBERADA
La memoria no se oculta, no se ignora, es imposible de borrar. Un martes 11 de septiembre hace exactos 45 años, militares bombardearon La Moneda dando inicio a una violenta dictadura que se extendería por casi dos décadas.
Los museos tienen un rol social que cumplir. En ese sentido, recordamos los testimonios publicados en el libro Compartiendo Memoria: 30 años del Museo Chileno de Arte Precolombino (2011), institución cuya historia se inicia y transcurre durante la última década de la dictadura.
En 1979, el arquitecto Sergio Larraín contactó al abogado y arqueólogo Carlos Aldunate para invitarlo a participar del proyecto del Museo Chileno de Arte Precolombino: una maravillosa colección de mil piezas americanas que no tenía dónde ser exhibida. Patricio Mekis, en ese entonces alcalde designado de Santiago, decidió que la colección iría al antiguo edificio de los Tribunales, consiguiendo en tiempo récord que el Poder Judicial traspasara el inmueble a la Municipalidad.
“Esto en democracia no se hubiese podido hacer por nada del mundo. Si hoy día se le ocurriera al gobierno quitarle una propiedad al Poder Judicial, olvídate, no se puede, son poderes del Estado distintos”, explica Carlos Aldunate, director del Museo desde su fundación en 1981 hasta hoy.
Durante muchos años, el Museo cargó equivocadamente con el estigma de ser afín a la dictadura, cuando en la realidad su equipo quiso un faro de luz en medio del apagón cultural. “Esto nos permitía pasar desapercibidos, entregar un mensaje latinoamericanista en todas nuestras exposiciones y nunca ser censurados”, recuerda el arqueólogo José Berenguer, actual curador jefe del Precolombino.
Augusto Pinochet nunca visitó el Museo. Sí lo hicieron generales de las Fuerzas Armadas y autoridades designadas de la época, confluyendo con trabajadores del museo y sus familias, en su gran mayoría opositores a la dictadura. “Afuera se recogían dos opiniones. Una, que Carlos Aldunate tenía puros comunistas metidos en el Museo. La otra, que era el Museo de la oligarquía chilena”, recuerda Varinia Varela, encargada del registro de colecciones.
“Al final, no nos quedó otra cosa que socializar. Carlos, como director, tuvo que lidiar con esto, porque el 90% de la gente que trabajaba en este Museo estaba en contra de la dictadura. Cuando venía el alcalde designado Carlos Bombal, por ejemplo, yo creo que él sabía perfectamente quienes estábamos acá. Pero había un respeto, sabía que éramos gente de Carlos Aldunate, gente de confianza. Así, las inauguraciones fueron generando a lo largo de la década un espacio de confluencia poco usual en el crispado clima político que vivía el país en esos momentos”, afirma la arqueóloga y curadora Carole Sinclaire.
Con universidades intervenidas, carreras cerradas y clases minuciosamente vigiladas, el Museo se convirtió en uno de los pocos lugares realmente libres para la investigación en arqueología, antropología, arte e historia. “Por eso venía tanta gente, estudiantes, muchos investigadores jóvenes. En cambio en la universidad, uno estaba conversando y cuando alguien se acercaba, había que cambiar de tema. O cuando hacía clases, en algún momento me abrían la puerta y se quedaban ahí, para controlar lo que estaba diciendo. Lo hacían siempre a la misma hora, así que luego les abría la puerta yo antes de que entraran ellos. En 1982, me exoneraron. Ese era el ambiente en esos tiempos”, afirma José Berenguer. “En los ochenta el Museo era una especie de oasis donde se podía pensar libremente, un lugar de mucha democracia, de mucha libertad de ideas”, agrega Luis Cornejo, quien fuera curador e investigador del Museo entre 1984 y 2013.
“La selección de personal, aquí, se decidió a través de la competencia, del profesionalismo, sin tener nada que ver la cosa política, algo que era raro en ese entonces. Había temor, no se podía contratar a cualquier persona porque podía estar fichada”, señala Carlos Aldunate.
– ¿Y cómo me contrataste a mí?-, pregunta de inmediato José Berenguer. Ambos ríen y revisan juntos la carta de 1979 en que Carlos invita a José a formar parte del equipo del Museo.
En 1986, el juez Carlos Cerda pidió al equipo de arqueólogos del Museo Precolombino participar de excavaciones en Cuesta Barriga, donde se sospechaba que unos diez años antes había sido ejecutado un grupo de opositores a la dictadura.
“La verdad es que era meterse en la boca del lobo. Yo había seguido el caso a través de la revista Hoy y sabía que detrás de esos asesinatos estaba el Comando Conjunto, unas de las más despiadadas organizaciones represivas que operaron en los primeros años de la dictadura”, recuerda José Berenguer. Junto a Luis Cornejo, y sin decirle nada a nadie, al día siguiente, el 15 de marzo de 1986, llegaron al lugar. “La reacción nuestra fue que era imposible restarse a un deber como ese. Claro, nos causaba preocupación. Estábamos en una época en que la gente todavía era asesinada, desaparecida, por ser una molestia para el régimen militar, pero ninguno dudó mucho en involucrarse”, afirma Luis Cornejo.
Los amedrentamientos comenzaron casi de inmediato. “Al bajarnos del auto paso una camioneta tomándonos fotos y durante toda la visita estuvimos vigilados por dos vehículos estacionados en una cota más alta de la ladera del cerro. Le pedimos al magistrado resguardo policial de Carabineros durante todo nuestro trabajo, aunque no podíamos evitar la impresión de que estábamos pidiéndole dejar al gato al cuidado de la carnicería”, relata José.
Durante las semanas siguientes, los arqueólogos excavaron en todos los puntos indicados por el juez, sin resultado alguno. José Berenguer estaba frustrado. «Un día salí a recorrer el área. Me dirigí a una pequeña bóveda que había divisado entre la espesa vegetación que caracteriza al lugar. Afuera, encontré un cartucho metálico vacío, luego otro y otro, en total media docena de casquillos. Me introduje en el interior y con mi brocha comencé a limpiar la tierra suelta de la superficie. Primero dimos con los huesos de una mano casi completos. Estaban incrustados en una capa de barro seco y endurecido. Luego encontramos otros fragmentos de huesos humanos, dientes, una placa dental, pedazos de parka, trozos de un pantalón y balas de grueso calibre, algunas de ellas deformadas por el impacto. Tengo un detenido desaparecido en mi familia, así que mientras trabajaba no podía dejar de pensar que, quizás, estábamos dando con él”, rememora.
Los análisis arqueológicos, biológicos y forenses develaron restos incompletos de al menos tres adultos, dos de ellos de sexo masculino. Las víctimas habían sido introducidas vivas en la bóveda y obligadas a recostarse sobre barro fresco. En seguida, les habían disparado desde el exterior. El hecho había ocurrido durante la época húmeda del año, cuando se filtra agua del cerro dentro de la construcción. En un momento posterior, cuando los restos humanos habían adquirido el carácter de osamentas, habían venido a retirarlos.
El arqueólogo Iván Cáceres fue invitado por el equipo del Museo a participar de las excavaciones. «Con la mínima información que recuperamos se pudo identificar a Juan René Orellana Catalán, una víctima del Comando Conjunto. Lo habíamos hecho bien, pero dábamos una mala noticia a la familia: ese detenido desaparecido estaba muerto», cuenta.
“Recuerdo esa situación con mucho orgullo, porque nos comprometimos como personas y también como institución frente a esos hechos. Porque no ocultamos que pertenecíamos a una institución privada, no escondimos que éramos personal del Museo. Y creo que era lo que correspondía hacer. Pienso que fue reconocido también por el juez que llevaba el caso. Fue un aporte importante, que, además, nos enalteció a nosotros mismos y género respeto de los demás”, finaliza Carole Sinclaire.
Lo que vino después fue decepcionante. El juez Carlos Cerda fue sancionado por la Corte Suprema por llegar «demasiado lejos» en su investigación y el caso fue rápidamente cerrado. El sitio fue dinamitado y del informe final y los restos encontrados nunca se supo.
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“¿Hasta qué punto los hechos de la contingencia han influido en la elección de un tema o un nombre para una exposición?”, preguntaba José Berenguer. “Me parece demasiada coincidencia que los años ochenta concluyeran en nuestro Museo con la exposición Moche: Señores de la muerte, justo cuando terminaba el régimen militar”, se responde.
“No es una coincidencia haber hecho esa exposición justo en el año en que se acaba la dictadura, con todo lo que eso significaba para muchos chilenos. La reflexión que estábamos haciendo en ese momento era cómo el Estado es capaz de controlar a la población a través de la noción de la muerte, que era algo que estábamos viviendo a diario”, explica Luis Cornejo.
45 años han pasado y no olvidamos un sólo día ni a una sola víctima. El poder de la memoria, el ejercicio de traerla al presente, es fundamental para que los horrores del pasado nunca más se repitan.
Texto por Oriana Miranda y Paulina Roblero
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