La Cultura Nasca se desarrolló en los valles y la costa Sur de Perú, incluyendo Pisco, Ica, Cañete, Acarí y, especialmente, el mismo valle de Nazca. Esta zona es un desierto costero cruzado por angostos valles fértiles.
La Cultura Nasca se desarrolló en los valles y la costa Sur de Perú, incluyendo Pisco, Ica, Cañete, Acarí y, especialmente, el mismo valle de Nazca. Esta zona es un desierto costero cruzado por angostos valles fértiles.
Los Nasca lograron grandes avances tecnológicos en materia de agricultura, construyendo una gran cantidad de acueductos subterráneos que captaban las aguas subterrráneas y permitían el riego de los campos agrícolas en una ambiente extremadamente árido. Esta tecnología propició el cultivo de maíz, calabazas, porotos, ajíes y otyros productos.
La expresión artística más conocida de los nasca son los geoglifos, enormes dibujos trazados sobre la pampa que se encuentra al norte del asentamiento de Cawachi. Allí están representadas figuras antropomorfas, zoomorfas y fitomorfas, junto a líneas rectas de varios kilómetros de largo, todas realizadas con una precisión que aún asombra. No se conoce el verdadero significado de estas figuras, la mayor parte de las cuales pueden ser apreciadas mejor desde el aire. Una de las principales hipótesis propone que el lugar fue un observatorio astronómico, mientras que otra postula que pudo ser un gran centro ceremonial. La alfarería, por su parte, destaca por la calidad de las vasijas, las complejas representaciones que se pintaron en sus superficies y, especialmente, por la policromía de dichos motivos, con piezas que tienen hasta seis o siete colores. La forma más típica de las vasijas es la botella asa-puente con dos vertederos, sobre las cuales se representaron elementos de la vida cotidiana, tales como de flores, frutos, aves, animales e insectos, como también personajes mitológicos o que combinan atributos humanos y animales.
Los individuos eran enterrados en fardos compuestos de varias capas de mantas y ropas, dentro de los cuales se disponían vasijas de cerámica y otros objetos a modo de ajuar. Dependiendo del estatus social del individuo, estos fardos eran más o menos complejos, alcanzando en algunos casos varias decenas de capas de textiles. En muchos enterratorios se ha encontrado cabezas humanas cortadas como parte del ajuar, lo que representa la importancia del sacrificio humano en esta sociedad, aparentemente relacionado con ritos de fertilidad.
Las construcciones públicas Nasca, especialmente los templos, se realizaban principalmente de adobes y las casas de habitación eran de cañas atadas. Poseían algunos centros importantes, como Cawachi en el valle de Nazca, identificado por algunos estudiosos como un centro ceremonial y por otros como un centro c ívico. Allí se levantó una pirámide escalonada de veinte metros de altura construida basándose en una colina natural, alrededor de la cual se dispusieron plazas, estancias y tumbas.
Nasca desciende directamente de Parakas, cultura que se desarrolló más o menos en el mismo territorio. A través de esta última, Nasca heredó la rica tradición de Chavín. Posteriormente, este desarrollo cultural, sería una importante influencia para la cultura Wari, uno de los imperios más extensos del área andina.