Fueron los primeros ceramistas de la región, confeccionando vasijas de uso doméstico, algunas de las cuales pulían y decoraban con grabados geométricos. También manufacturaron objetos en hueso y cuentas para collares con minerales de cobre y conchas marinas. Conocían la metalurgia del cobre y el oro, con la que fabricaron finos objetos de prestigio, y también grabaron algunos vasos de piedra con figuras de llamas con formas humanas. El estilo de arte rupestre de este período, conocida como Taira-Tulán, se caracteriza por grabados de grandes representaciones de camélidos naturalistas de cuatro patas, ubicados, por lo general, muy visiblemente en las paredes de las quebradas, en las zonas de confluencia de los ríos, o cercanos a las fuentes de agua.