Yagán, significaría “nosotros”. Yámana, el otro etnónimo con que son conocidos, significa hombre, por oposición a mujer, kipa. Hacia 1973, la lengua yagán se encontraba en proceso de extinción y era el único rasgo cultural autóctono de importancia que hasta entonces sobrevivía.
El siglo XVI fue el de los primeros y esporádicos contactos con navegantes europeos, y el XVII con misioneros cristianos. A partir de ese momento, comienza la transformación en el modo de vida tradicional de esta etnia, su evangelización e incorporación a patrones de vida foráneos, básicamente al sedentarismo y a nuevas dietas alimenticias.
El siglo XVIII es el tiempo de las expediciones científicas, de loberos y balleneros. En este momento, el principal interés fue la piel de lobos marinos y nutrias, mamíferos que también constituían el foco de atención alimenticio de los indígenas, poseedores de la habilidad y el conocimiento para cazarlos, como venían haciendo por generaciones. Constituyéndose en el principal medio de acceso a estos recursos para el foráneo, los yagán fueron reclutados por los loberos para que les guiaran y ayudaran en sus tareas o, a través del intercambio y el trueque, seducidos para entregar sus pieles a cambio de elementos sin gran valor comercial, pero que despertaban en ellos gran interés.
Las mujeres yagán fueron en esta época, además de una compañía sexual y una ayuda servicial en las labores domésticas, una valiosa fuente de mano de obra pues, además de ser proveedoras de mariscos, también conocían las técnicas de caza marina.
En 1843, Chile ocupó la Región de Magallanes, iniciándose la progresiva fundación de ciudades que conllevaron un mayor tránsito por el Estrecho y el Canal Beagle. Esto trajo consigo un contacto permanente con influencias foráneas. Los yagán se refugiaron en Puerto Remolinos –Argentina– y en Bahía Mejillones –Chile–, sin embargo, este último constituirá luego una base de la Armada de Chile, erradicando a los residentes a Villa Ukika, en la isla Navarino, a contar de los años sesenta. El objetivo era acercar a esta población servicios tales como el Hospital, la Escuela y la Policía, lo cual tuvo una fuerte repercusión en el proceso de aculturación del pueblo yagán.
En 1992, sin embargo, se organizó la “Comunidad Yágán de Navarino” que, enfocada al rescate de su historia y cultura y a la superación de las condiciones de pobreza y marginalidad, reactivó la producción de artesanías tradicionales, como cestería en juncos y antiguas canoas de corteza de madera o de cuero de lobo marino.
Importante son también las actividades pesqueras como la comercialización de productos del mar (centolla y centollón) y la carpintería de embarcaciones artesanales. Si bien la mayoría de las costumbres tradicionales yagán se perdieron por la adopción y/o imposición de costumbres occidentalizadas, en el año 2002, 1685 personas se reconocieron como pertenecientes a esta etnia, representando el 0,24% de la población indígena originaria del país.