Esta exposición se orientó a los niños y a las familias chilenas, asumiendo el desafío de exhibir nuestras propias colecciones de manera atractiva para los menores. Así, por primera vez, se privilegió el tema por sobre las piezas mismas, las que pasaron a «ilustrar» diversos mitos y leyendas sobre los animales de la América precolombina. Estas narrativas fueron convertidas en cuentos desplegados en cubos iluminados desde el interior. Además, fuera de las vitrinas, se exhibieron réplicas de algunas de estas piezas, para que pudieran ser tocadas por los visitantes. También se exhibió una selección de las propias creaciones cerámicas de los niños inspiradas en la exposición y desarrolladas en un taller complementario que fue financiado por EXPLORA-CONICYT.