A través de un centenar de piezas de la cultura Moche pertenecientes al Museo Larco, en Perú, la muestra buscó destacar los aspectos menos conocidos de las representaciones sexuales en la cosmovisión de esta sociedad prehispánica de la costa del Perú. La curaduría se basó en un reciente estudio del Dr. Steve Bourget, en el que analiza un gran número de estas representaciones en objetos de procedencia Moche, concluyendo que, en esta sociedad –así como en diversas culturas de la India, África y Asia– el sexo ocupaba un lugar trascendente y en directa relación con la muerte, el sacrificio y, en especial, con el poder político. Puesto que de los jerarcas de esa sociedad dependían la fertilidad de los campos, de los productos marinos y, en definitiva, de la vida misma del pueblo Moche, los actos sexuales y su representación en piezas cerámicas, textiles o murales, cumplían la función de asegurar la sucesión, evitando los peligros y catástrofes naturales y sociales que podía implicar la muerte del gobernante de turno.
Las representaciones sexuales que veremos en esta exposición, no corresponden a escenas de la vida diaria de la sociedad Moche. Tampoco pueden ser interpretadas de acuerdo a las ideas y valores de nuestra sociedad, pues comunican mensajes que deben ser interpretados dentro del especial contexto de esa sociedad. Los invitamos a entrar en otro mundo que existió en la árida costa andina hace casi dos milenios y a comprender el papel que jugaron las representaciones sexuales en una sociedad americana ya desaparecida.
Los Moche habitaron los valles de la árida costa norte del Perú, entre los siglos II y VIII de nuestra era. Construyeron grandes ciudades con pirámides monumentales, sectores residenciales para la elite, talleres para la producción de artesanías, extensas barriadas para la gente común y numerosos cementerios. Su economía estuvo basada principalmente en la agricultura de riego, pero también en la explotación de los recursos marinos y la participación en vastas redes de intercambio. La guerra fue una actividad importante en esta sociedad.
El Estado Moche fue gobernado por una poderosa clase dirigente, que combinaba la autoridad secular con importantes funciones rituales y militares. Para mantenerse en el poder, esta elite creó una compleja ideología, materializada en grandes templos y lugares de culto, donde se escenificaban ceremonias y se usaban elaborados objetos y símbolos. Carentes de un sistema de escritura, sus artesanos representaban en cerámica, metal, textiles o pintura mural, los ritos, leyendas y valores de una elite gobernante que glorificaba la fuerza, la violencia, la dominación. Muchas de las obras artísticas, caracterizadas por un fuerte realismo, estaban consagradas a la perpetuación de la autoridad y se originaban en una ideología política de marcado énfasis en lo masculino.
Para los Moche, la fertilidad de la tierra estaba encarnada en el Gobernante. Cuando éste moría, perdía estas capacidades, sobreviniendo un período de inestabilidad, caracterizado quizás por desastres naturales, escasez o grandes pestilencias que golpeaban a toda la sociedad. El ilustre difunto comenzaba entonces un viaje que lo llevaba desde el Mundo de los Vivos al Mundo de los Muertos, y luego, desde el Mundo de los Muertos al Mundo de los Ancestros. En este trayecto, era objeto de numerosos rituales que tenían como propósito devolverle sus capacidades. Las actividades sexuales eran una parte central de estas ceremonias. Después de un tiempo en el más allá, el Gobernante fallecido “regresaba” al Mundo de los Vivos recargado de fertilidad, para terminar con las tribulaciones de sus súbditos y reinar por un nuevo período.