Una feria en Quillagua

Una feria en el antiguo oasis de Quillagua convocaba a personas de lugares tan distantes como Arica o el salar de Atacama. Todos Llevaban gorros que señalaban su origen con claridad.

Uno de los eventos centrales de la vida de los pueblos del desierto eran las ferias que se realizaban en determinados oasis. Ellas permitían el intercambio de productos propios de cada grupo, así como de bienes exóticos obtenidos por medio de redes de intercambio a larga distancia. Junto con esto, las ferias fueron el lugar privilegiado para una serie de eventos sociales, políticos y rituales fundamentales para el desarrollo de estas sociedades, los que iban desde cuestiones familiares hasta acuerdos políticos entre las autoridades. A ellas concurrían gentes de distintas etnias y lugares, que se reconocían por sus atuendos y gorros. Al oasis de Quillagua, en medio del desierto de Atacama, acudía gente muy diversa, provenientes de lugares tan distantes como la costa y los valles Arica. Ellos usaban sus características diademas de plumas y gorros hemisféricos. Desde los oasis del salar de Atacama llegaba gente que era fácilmente reconocible por sus gorros de piel y boinas aterciopeladas. De Pica, en tanto, llegaban otros luciendo gorros discoidales de paja, cascos o capuchas. Mirando la diversidad de gorros que invadía el horizonte, seguramente era mucho más fácil ver quiénes estaban presentes entre la multitud.