Cinceles, leznas y hacha enmangada: Instrumentos metalúrgicos. Aleación de cobre, madera, fibra de camélido. Inka. Región de Atacama. MRA.

Crisol con vástago para fundición. Piedra. Copiapó-Inka. Carrizalillo Grande, Región de Atacama. MRA

Tensores de arco o manoplas. Aleación de cobre. Inka (Noroeste de Argentina), Región de Atacama. MRA

Tupus: Alfileres-prendedores. Aleación de cobre. Inka, Norte de Chile. MCHAP y MASMA

Bolsa con ajíes. Cuero de lobo marino y hueso. Período Tardío. Campamento minero Las Turquesas, El Salvador. MALS.

Hoja de hacha en forma de “T”. Bronce. Diaguita-Inka. El Bosque Hurtado, valle del Elqui. MALS

Hoja de hacha. Aleación de cobre. Inka. Región de Atacama. MRA

Cabezal estrellado de porra. Bronce. Inka. Potrero El Chacay, valle de Copiapó.MRA

Martillo minero. Piedra, caña, cuero. Período Tardío Atacameño, Región de Antofagasta.MCHAP.

Tumi: Cuchillo con cabeza de camélido. Bronce. Inka, Región de Arica y Parinacota. MASMA

A la derecha, abajo: Capacho para el transporte de mineral. Madera, fibra vegetal y de camélido. Arica-Inka. Región de Arica y Parinacota. MCHAP

Oro en Marga Marga

Los inkas invadieron Chile para explotar sus recursos mineros, pero la fundición de metales se hizo principalmente en Argentina.

En el norte de Chile, los inkas aprovecharon la milenaria experticia minera local para extraer oro, plata, cobre y turquesa en yacimientos como Huantajaya, Collahuasi, El Abra, Chuquicamata, San Bartolo y otros. Utilizando sencillas pero efectivas herramientas, tales como mazos, martillos, palas, cinceles, cestos y capachos de cuero, los mineros cavaban piques y galerías siguiendo las vetas de mayor mineralización. Luego de reducido el material, lo chancaban para seleccionar el mineral de más alta ley. Mientras cumplían sus turnos de trabajo, los mitayos mineros vivían en campamentos abastecidos de productos agrícolas y ganaderos procedentes de localidades cercanas. El mineral era fundido para producir pequeños lingotes que eran transportados a lomo de llama por el Qhapaqñan a los centros metalúrgicos del noroeste argentino. En el valle de Copiapó, el sitio de Viña del Cerro acaparó una parte de la producción minera de cobre del país. Minerales, artefactos de molienda, hornos de fundición, escorias, restos de moldes para lingotes, crisoles y otros instrumentos especializados, demuestran que allí operó un establecimiento metalúrgico. El metal fundido, sin embargo, partía como producto semielaborado hacia los centros artesanales trasandinos, donde se le daba su forma final.