Cuerpos metálicos

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El arte textil y la metalurgia andina prehispánica comparten varios aspectos. En el ámbito técnico, el estudio de sus estructuras internas revela el proceso productivo, las elecciones tecnológicas y de materiales que sus artesanos realizaron, así como el contexto en que se usaron. Textiles y metales son materiales dúctiles con los que se manufacturaron objetos volumétricos, uniendo y plegando partes que son esencialmente bidimensionales, como lo es la tela tejida y las hojas de metal laminado. Por otra parte, así como la mayoría de los diseños y efectos de color de los textiles emergen al manipular su estructura de urdimbres y tramas, en la fundición de los metales se interviene su microestructura compuesta de diversos minerales para traer a la superficie el color deseado, como los que se obtienen con las técnicas de plateado y dorado. A su vez, en el ámbito social, tanto metales como textiles fueron un privilegiado medio de comunicación, con los que indicaban el estatus, jerarquías y privilegios de los miembros de la sociedad, así como su afiliación étnica, su ideología y ritual.

Por lo general, los estilos y tecnologías metalúrgicas más elaboradas estuvieron destinadas a la manufactura de adornos para ataviar el cuerpo, cubriéndolo de pies a cabeza, con sofisticados tocados, narigueras y orejeras, collares y pectorales, pulseras y tobilleras. La mayoría de ellos han sido encontrados en tumbas , pero existen algunos con señas de que fueron usados en vida por la nobleza con ocasión de importantes festividades y ceremonias. Era tal el valor simbólico y cultural conferido a este material que los artesanos metalúrgicos de las culturas Moche, Sicán y Chimú confeccionaron completos atuendos de metal para vestir a sus dignatarios y sacerdotes fallecidos, incluso reproduciendo sus brazos, piernas y rostros con láminas de cobre plateado o dorado. Con el tiempo, el cuerpo desaparecía, pero la fisonomía de la persona se conservaba hasta la eternidad.