Quipu, contar anudando en el imperio inka – 2003
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Los quipus y el Imperio Inka en Arica
A mediados del siglo XV, el Imperio Inka ya había anexado al Collasuyu la actual región de Tarapacá, en el extremo norte de Chile, buscando ampliar sus territorios productivos. Los inkas explotaron toda la variedad de recursos económicos que ofrecía esta región, ocupando la costa, los valles, la sierra y el altiplano, con enclaves productivos formados por colonias foráneas o por la misma población local sujeta al Imperio. De los ricos recursos marinos de la costa de Arica y sus inmediaciones, obtuvieron guano y pescado seco, en los valles de Lluta y Azapa potenciaron los terrenos agrícolas cultivando maíz y ají, en la sierra y altiplano vecino desarrollaron la ganadería de camélidos y el cultivo de especies de altura como la papa y la quínoa.
Prueba de la envergadura y la importancia de la ocupación Inka en la región, es la gran cantidad y diversidad de asentamientos que fundaron, tales como centros administrativos, sitios de almacenaje o collqas, postas o tambos a lo largo del Camino Inka y extensos cementerios. En los cementerios inkas de Mollepampa, en el valle de Lluta y Playa Miller, en la costa de Arica, han sido registrados gran cantidad de quipus. De este conjunto destacan dos ejemplares que son de los más complejos y extensos hasta ahora encontrados en el Tawantinsuyu. Lamentablemente, la mayoría de ellos se conocen por hallazgos fortuitos o saqueos de innumerables sitios inkas en la región, situación que ha dificultado enormemente su estudio. Sólo recientemente han sido recuperados por primera vez restos de quipus en excavaciones arqueológicas del sitio de Mollepampa Este, que provienen del ajuar funerario de una tumba inkaica y del piso de una vivienda del centro administrativo de dicho sitio.
Digno es de mencionar que Arica concentra el mayor registro de quipus de todo el Collasuyu, además de ser, hasta ahora, el lugar más austral del territorio imperial donde se los ha encontrado. Por el norte, Chachapoyas, en la sierra norcentral del Perú, vendría a constituir el límite septentrional de esta evidencias.